Mujeres solas con menores, migrantes en situación irregular, mayores, personas con problemas de salud o vivienda precaria son los perfiles más atendidos
Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón ayudó el año pasado a 13.892 personas y de sus diversas actuaciones se han beneficiado un total de 25.565 personas según recoge la Memoria de 2021 de esta entidad que ha sido presentada en un acto presidido por el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Casimiro López Llorente. Los perfiles mayoritarios de las personas atendidas corresponden a mujeres solas con menores a su cargo, personas migrantes en situación irregular, personas mayores solas, personas con problemas de salud mental o con vivienda precaria y parados de larga duración.
La entidad destinó el año pasado casi 5,5 millones de euros que se aplicaron de forma especial a la escucha y acompañamiento de personas y familias y a paliar necesidades básicas como alimentación o vivienda.
Coincidiendo con la presentación de esta memoria, Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón ha realizado un nuevo llamamiento a particulares y empresas para que realicen donaciones y se hagan socios para ayudar a la consolidación de los proyectos e iniciativas que están marcha.
Enmarcado en el 775 aniversario de la creación de la sede episcopal y en el que se celebra los ‘65 años contigo’ de Cáritas Diocesana, de lucha contra la pobreza y de promoción del desarrollo integral de las personas, especialmente de los más pobres y excluidos dentro y fuera de nuestras fronteras, se ha presentado esta memoria en la que el obispo ha destacado que este tiempo de pandemia ha puesto a prueba nuestra resiliencia y hemos visto que podemos resistir, que la vida sigue. Las consecuencias de la profunda crisis causada por el impacto del coronavirus han estado muy presentes en el desarrollo de nuestras acciones durante estos últimos meses.
El que era pobre, ahora es más pobre
Por ello, ha señalado que han trabajado para crear una comunidad de personas que vele, cuide y proteja pero más allá del esperado incremento de la exclusión y la pobreza, el resultado más grave se traduce en el ensanchamiento de la exclusión social, el que era pobre, ahora es más pobre, sobre todo entre aquellas personas y familias que acumulan más dificultades de integración.
Las consecuencias de la crisis ha afectado especialmente a las personas sin hogar siendo atendidas en el Servicio de Acogida 917 personas, de las que el 44% viven en la calle y el resto en vivienda precaria (chabolas, habitaciones...). El 24% de estas personas presenta problemas graves de salud, siendo el primero de ellos, la salud mental y la desvinculación de las redes de protección social (sin acceso al padrón municipal no es posible acceder a la mayoría de las prestaciones básicas. Se han cubierto sus necesidades básicas de alojamiento, alimentación y cuidado de la higiene personal, sin olvidar poner todos los recursos humanos y materiales disponibles para que las personas albergadas puedan desarrollar sus capacidades a través de talleres y actividades educativas, de ocio y tiempo libre.
El porcentaje de población afectada por problemas de empleo, según el último estudio de la Fundación Foessa, ha crecido en diez puntos en los últimos tres años, lo que supone un incremento del 61%. La tasa de desempleo de larga duración crece hasta el 7,5% en la Comunidad Valenciana, siendo las tasas de desempleo particularmente elevadas entre la población menor de 25 años y la población de nacionalidad extranjera. Se constata desde nuestras acogidas de empleo la difícil situación de la población inmigrante (con los peores indicadores de exclusión) para realizar los trámites administrativos en las oficinas de extranjería, al igual que para conseguir una cita, con el consiguiente retraso en la resolución de las tramitaciones.
Han sido 1.165 personas atendidas en el Servicio de Empleo, de las que el 53% fueron acompañadas en años anteriores, lo que da muestra de la temporalidad de los contratos en algunos sectores de actividad.
El responsable de Cáritas Castellón, Juan Manuel Aragonés, ha explicado en la presentación que la post-pandemia hace mella en la salud física y psicoemocional como consecuencia de situaciones de estrés y ansiedad provocados por la pérdida de empleos e ingresos y también por la gran cantidad de tratamientos de salud que han tenido que realizarse de manera telemática.
Además, han destacado que se aprecia un agotamiento de la ayuda mutua y un aumento de la soledad. Las familias en situación de exclusión están perdiendo redes de apoyo y el aislamiento ha afectado especialmente a personas mayores y a las que viven solas y aunque no es una realidad nueva, sí se ha visto intensificada.