España recibe una Cumbre de la OTAN por segunda vez desde que ingresamos en la organización en 1982. La primera tuvo lugar en 1997 y ahora repetimos 25 años después y 40 años tras haber ingresado en la alianza.
La actual, de la que hablaremos con más tiempo y conocimiento de causa en los próximos días, se decidió hace un lustro ya que existe una larga lista de candidatos a acoger tan importante foro y, por lo tanto, hay también una larga lista de espera.
Normalmente las Cumbres se celebran cada cuatro años pero recientemente las está habiendo con mayor frecuencia debido a la complejidad de la situación mundial. Este mismo año ha habido otra Cumbre en Bruselas cuando estalló la guerra ruso-ucraniana.
No cabe duda que la que hoy ha empezado en Madrid va a tener gran relevancia por la forma en que esta evolucionando el conflicto/invasión ucraniano y por la revalorización que esta conociendo una organización cuya continuidad se puso en entredicho cuando en 1991 cayó el Pacto de Varsovia y cuando hace tan solo dos años, Trump desde los EEUU y Macron desde Francia la daban por fenecida.
La invasión de Ucrania por Rusia, para evitar precisamente el acercamiento de Kiev a la Alianza Atlántica, va a tener como primera consecuencia la ampliación de ésta con el ingreso de dos países -Suecia y Finlandia- tradicional y celosamente neutrales.
Por ello y por muchas razones más, la Cumbre de Madrid va a ser muy importante y poco le importará a los 30 lideres de los países miembros más otros diez invitados o candidatos que en España las cosas no vayan precisamente muy bien, que el Gobierno esté dividido respecto a la guerra y a la Alianza, que Pedro Sánchez se encuentre tente y no caigas por múltiples razones y que una de las protagonistas del evento, nuestra ministra de defensa, haya estado al borde del paro hasta hace unos días por el caso Pegasus.
La lista de problemas de España es larga. La última afecta a nuestro flanco Sur, al acercamiento dudoso y aun no explicado hacia Marruecos y el consiguiente alejamiento de Argelia con dos gravísimas consecuencias: los problemas de importación de gas que teníamos bien blindados con Argel y la mas trágica invasión de refugiados saltando la valla de Melilla que esta vez fue frenada por las fuerzas del orden marroquíes con los dramáticos resultados conocidos -30 o 40 muertos- que el Presidente calificó de operación eficaz de nuestros nuevos aliados. De esta cuestión habrá que hablar mucho más en los días venideros.
Pero es que, por añadidura, algunas Instituciones españolas están conociendo cambios provocados por el Gobierno para reforzar su posición con miras a las elecciones que se acercan a pasos agigantados.
El Presidente del Instituto Nacional de Estadística ha sido descabalgado por suministrar unas cifras que no agradan a la Vicepresidenta primera. Algo parecido le ha ocurrido al Presidente del Mercado de Valores y también al Tribunal Supremo y al Tribunal Constitucional con lo que la separación y la independencia de los clásicos poderes montesquianos y de otros que nacieron con el perfeccionamiento de la democracia, se están volatilizando.
¿Creen que todo ello va a acomplejar a nuestro Presidente que en estos días está recibiendo a lo mas selecto del mundo democrático?, ¿Creen que alguno de los visitantes le va a reprochar sus limitaciones? En absoluto; cada uno tiene su alma en su almario. Hoy por ti y mañana por mi. En Melilla han muerto 30 pero en San Antonio (Tejas), 40.
La Cumbre de Madrid va a ser un éxito. La cena en el palacio real dejó boquiabierto a los Biden y a muchos más. Sánchez ya tiene su foto y su charla de una hora con el gran jefe. La tele oficial incluso se atreve a repetir el paseíllo de 20 segundos anterior acaso para demostrar que el actual era un encuentro de viejos amigos.