María Dolores Devís (MAYDO). Estilista de moda, asesora de imagen y personal shopper.
El primer lenguaje de los seres humanos, desde hace miles de años, para poder comunicarse ha sido el de la indumentaria y el de los objetos que nos rodean.
Cuando conocemos a alguien por primera vez, antes de hablar, ya nos está dando una información de esa persona: edad, sexo, clase social, etc. Todo esto, sin pensarlo, hace que se quede registrado en nuestro cerebro toda esa información de la persona que vemos, aunque cabe pensar que al margen de las personas también guardamos información de objetos que vemos o pasamos por delante de ellos.
¿Todo esto para que nos sirve? Pues claramente para saber en cada momento en que punto nos encontramos o donde vivimos. Porque los demás también pensarán igual que nosotros y registrarán la misma información.
¿Y esto que tiene que ver con el tema de hoy, ósea de los llamados coolhunters? Mucho no, muchísimo.
El coolhunter es literalmente un cazador de tendencias o de lo que en ese momento se lleva. Es una persona que su trabajo y misión es buscar nuevos signos, detalles, todo lo que en su caminar encuentra en la calle, que es donde habita y trabaja. Con cámara en mano deambula por cualquier lado en busca de aquello que le puede interesar. Radiografía todo aquello que cree puede ser novedoso o fresco y pueda interesar.
Tras esta recogida de datos fotográficos y demás, realiza un informe y es remitido a las consultoras der moda. También hay consultoras de economía, diseño, arquitectura, etc. Por lo tanto hay coolhunters de todo tipo. Pero el tema que nos incumbe aquí es el de moda.
Una vez llegados estos informes a las consultoras, éstas elaboran otro informe con la pretensión de crear una nueva tendencia. Aunque en este caso serían unas tendencias estandarizadas, ya que los contenidos de los mismos son idénticos para cada empresa que los contrata. Eso no ayuda a que la marca se distinga de la competencia.
Es importante que el coolhunter no parezca demasiado avanzado y que tenga una amplia visión de las cosas para poder discernir si algo funcionará o no en el mercado.
Los consultores venden el resultado de sus estudios a las marcas, donde se encuentran entre otros los diseñadores. Estos la adaptan a su estilo y la personalizan, manteniendo los valores de tendencia que les han ofrecido las consultoras.
Llegados a este punto las diferentes marcas sacan al mercado sus colecciones de tendencias para llegar finalmente al consumidor.
Estos consumidores se dividen en:
LOS INNOVADORES – Con sus ensayos buscan una nueva tendencia. Suponen el 10% de la población.
LOS PRIMEROS QUE ADOPTAN LA TENDENCIA - Es un grupo con ansias de cambios, y en cuanto ven la nueva tendencia se unen al carro. Son el 20% de la sociedad.
LOS QUE VAN 'A LA MODA' - Son gente a remolque de los grupos anteriores. Visten lo que impone el mercado. Corresponden al 40%.
LOS ÚLTIMOS EN ADOPTAR LA TENDENCIA - Son reacios a los cambios pero acaban cediendo. Son el 20%.
LOS QUE ESTÁN 'EN OTRO MUNDO' - Son los que viven al margen. Difíciles de influenciar ante cualquier cambio. Son el 10% de la población.
Los coolhunters son conscientes de estos baremos y basándose en estos datos trabajan.
Cada marca se cree más alta o más moderna que el resto, por lo que esto ha causado el auge de las agencias dedicadas al rastreo de la modernidad.
El coolhunter tiene muchas reservas de donde nutrirse y además es un rastreador convencido de que lo que haga será para crear nuevas tendencias.