Miles de jóvenes de toda Europa están haciendo estos días el Camino de Santiago para participar en la Peregrinación Europea de Jóvenes (PEJ) en Santiago de Compostela, del 3 al 7 de Agosto, en el marco del Año Santo Compostelano. Tiene por lema: “Joven, levántate y sé testigo. El Apóstol Santiago te espera”. Nuestra Iglesia diocesana de Segorbe-Castellón estará presente con más de un centenar de jóvenes.
Desde hace unos años, la Conferencia Episcopal organiza en el verano de los años santos esta Peregrinación a la tumba del Apóstol Santiago. La Peregrinación es una gracia de Dios, que ofrece a los jóvenes y menos jóvenes la oportunidad de salir de su tierra y de sí mismos, de ponerse en camino para ir el encuentro con el Señor resucitado de manos de Apóstol Santiago. La PEJ ofrece y pide entrar en un proceso de esperanza, abierto a nuevos interrogantes y retos, que ayuda a encontrarse consigo mismo, con los
hermanos y con Cristo vivo. Y, cómo no, que lleve al compromiso en nuestra sociedad
y en nuestra Iglesia, cada uno en su realidad concreta, siendo testigos del Señor
resucitado, la esperanza que no defrauda.
Los jóvenes de la PEJ no son distintos al resto de jóvenes; comparten sus sufrimientos, sus dudas y sus anhelos más vivos y justos. Pero en ellos se respira un aire fresco, el deseo de buscar respuestas a las preguntas más profundas sobre el ser humano y el sentido de la vida, el anhelo de experimentar el gozo de vivir desde el encuentro con Cristo vivo y de poner en Él la esperanza que nada ni nadie puede arrebatar ni empañar. A veces, cuando se observa a los jóvenes de hoy, hay cierta tendencia al desánimo pastoral y al pesimismo social: ellos, sin embargo, son los que más padecen el desaliento por la crisis antropológica, espiritual y moral que nos envuelve y la inseguridad y la incertidumbre ante el futuro. Pero no todo es desánimo en la juventud, ni mera resignación, ni vacío de gente que no espera nada. Esos miles de jóvenes peregrinos nos trasmiten el mensaje claro de una juventud que tiene un deseo profundo de encuentro con Cristo y una búsqueda sincera de los valores humanos más auténticos.
Nuestra Iglesia necesita escuchar a los jóvenes. En la PEJ podremos escuchar lo que los jóvenes llevan en su corazón para buscar o dar respuesta a sus inquietudes más profundas desde el encuentro o rencuentro con Cristo vivo para ser sus testigos alegres y convencidos en sus ambientes. La Iglesia está necesitada de esa presencia joven que
es ya el presente y que será el futuro de la Iglesia que peregrina en España y en Europa.
La PEJ es una realidad de esperanza para los jóvenes y para todos.