Jorge Fuentes. Embajador de España.
Después de cinco años de negociaciones para determinar si Ucrania se decantaría hacia la Unión Europea o hacia una alianza con Rusia, el gobierno ucraniano ha optado por esta segunda vía de acercamiento a Moscú. La decisión ha indignado a grandes masas del país que se han lanzado a la calle en manifestaciones que el gobierno considera próximas al golpe de Estado ¿Qué está ocurriendo en esa parte de Europa?
Ucrania es un gran país europeo. Tercero en superficie tras Turquía y Francia y con una población semejante a la de España. Tiene una larga Historia independiente y una fuerte vinculación con Rusia a la que estuvo unida en la URSS hasta la disolución de la Unión Soviética en 1991. Esos datos sumados al hecho de que el 22% de la población del país es de origen ruso explican la ruptura que existe en Ucrania entre quienes creen que el futuro del país está con la Unión Europea y quienes piensan que el destino ucraniano está en su vinculación con Rusia.
La ex–Primera Ministra Yulia Timoshenko, actualmente en prisión acusada de contrabando, pertenece al primer grupo; el actual Presidente Victor Yanukovich y su gobierno, al segundo, de ahí la decisión de optar por la no asociación con la Unión Europea, una medida probablemente miope a medio y largo plazo.
Pero ¿qué ocurre con el corto plazo? La UE y la Eurozona no están pasando un gran momento. Aquella convicción indudable de que el ingreso en su club era garantía absoluta de prosperidad ya no es tan evidente. Muchos de los nuevos socios de la Unión están conociendo serias dificultades de convergencia con la media comunitaria y no pocos de los socios antiguos –no solo del grupo de los PIIGS, es decir Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España- sino también países siempre prósperos como Francia y Bélgica, están al borde de la recesión.
Por el contrario Rusia está levantando cabeza y recuperando prestigio internacional. Repetidas veces en los últimos meses ha ganado el pulso a su eterno rival norteamericano, en Siria, en el caso Snowden y ahora con la decisión del gobierno ucraniano. Frente a las promesas a medio y largo plazo de la UE, Putin puede hacer ofertas concretas aquí y ahora en forma de petróleo y gas baratos que aliviarían las cuentas de Kiev.
Por el momento, Ucrania está en el grupo de los vecinos inmediatos de la Unión Europea que gozan –como todos los países de Europa del Este, los del Cáucaso y de la ribera sur del Mediterráneo- de privilegios especiales. Ucrania cuenta también con el apoyo a fondo de Alemania, Polonia, los países de Europa Central y los escandinavos que querrían ver las fronteras de la UE desplazarse varios cientos de kilómetros más hacia el Este. Justo lo contrario de lo que quiere Rusia.
Yanukovich ha sido demasiado categórico al decir no a la Unión. Una política de mayor indefinición en estos años habría convenido más para mantener la paz en el país, esperando la recuperación europea, momento en que una oferta de asociación con la Unión habría tenido mayor receptividad.
Por ahora, los cientos de miles de manifestantes derriban monumentos a Lenin y Stalin, pero ¿todavía estaban ahí?