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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 22:28

¿Dos Chinas?

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Antes de pronunciarnos sobre si la visita a Taiwan de la presidente del Congreso estadounidense Nancy Pelosi, fue o no oportuna, conviene recordar la reciente Historia de China, haciendo hincapié particularmente en lo que se refiere a las relaciones entre Pekín y Taipei.

Por supuesto Taiwan ha formado parte de China en casi todos los momentos de su Historia, tras el descubrimiento por Portugal a fines del XVI y las sucesivas incursiones de Holanda y España. Pronto China desplazó a los europeos y mantuvo soberanía sobre la isla hasta que en 1895 paso a manos niponas tras la victoria de esta en la guerra sino-japonesa.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial en que Tokio conoció una derrota profunda, Formosa que por entonces ya se conocía como Taiwan, volvió a manos chinas. La larga guerra entre los nacionalistas de Chiang Kai-Shek y el comunista Mao Tse Tung acabó con la derrota del primero en 1949 y el repliegue de los nacionalistas a Taiwan que pasarán a considerar como la autentica República China frente a la República Popular continental.

Ambas Chinas han aceptado casi siempre la existencia de un solo país aunque ambas consideraran que su propio sistema era el único válido y legítimo para representar a la totalidad del país. Conviene recordar que la China continental con sus 1.400 millones de habitantes es el país más poblado del mundo y con sus 9,5 millones de Kms2 es el cuarto mayor en superficie. Taiwan a su vez tiene 36.000 kms2 (algo más que Cataluña) y 23 millones de habitantes (la mitad que España).

Sin duda estos datos estructurales y la creciente influencia de Pekín en el mundo hizo que en 1979, bajo la presidencia de Carter, los Estados Unidos y la mayor parte de los países del mundo reconocieran al gobierno de Pekín y establecieran relaciones con la China Popular, rompiéndolas con Taipei.

Los dirigentes taiwaneses han reconocido desde siempre la existencia de una sola China lo que mantuvo las relaciones bilaterales entre ambas capitales relativamente tranquilas. Sin embargo a comienzos del siglo XXI, en especial bajo el gobierno de Chen Sui-ban, se inclinó a defender la independencia de la isla lo que tensa las relaciones con Pekín que la considera como un territorio rebelde.

A día de hoy, mientras la actual dirigente taiwanesa, la progresista Thai Ing-wan se mueve en un estricto respeto a la democracia, Xi-Jinping, con sus 14 principios y con su insistencia en absorber Taiwan como hace poco lo hizo con Hong Kong rompiendo las libertades envidiables de que gozaba, se está convirtiendo en en nuevo Mao, el Mao de la revolución cultural y del Libro Rojo.

Es en ese ambiente en el que Nancy Pelosi (82, la tercera autoridad de su país, que ha basado su larga carrera política sobre el apoyo a Taiwan y la crítica al régimen comunista de Pekín) hace su gira por el Pacífico, visitando además de Taiwan, Japón, Corea del Sur, Malasia y Singapur.

Es evidente que aunque el realismo político llevó a Occidente a tomar partido con Pekín en detrimento de Taipei, ideológicamente los Estados Unidos y Europa compartimos la ideología liberal y democrática de Taiwan muy por encima de la de la República Popular. En este sentido los gestos en favor de Taipei no han cesado.

A su vez, Pekín nunca renunciará a completar la unificación del país ocupando Taiwan. Organizar una visita de gran nivel a la isla en un momento en que, en Europa se está produciendo un intento de absorción de Ucrania por Rusia, un conflicto que guarda ciertas similitudes con el del Pacífico, no parece lo más oportuno.

Pekín ha desplegado sus maniobras con fuego real como las viene haciendo con toda regularidad, pero este año, ha traspasado insistentemente las aguas territoriales de la isla. Más que unas maniobras, los despliegues chinos parecen un ensayo general de la ocupación de Taiwan que planean hacer pronto o tarde. De momento, las "maniobras" que debían durar cuatro días, parece se van a prolongar hasta mediados de agosto.

Confiemos que, si en algún momento el intento de invasión de Taiwan llegara a producirse, Occidente actuaría con mayor determinación con que lo está haciendo en Ucrania y que ello conseguiría preservar la independencia de una país admirable provisto de una de las democracias más respetadas del mundo.