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lunes, 25 de noviembre de 2024 | Última actualización: 23:18

La alternativa republicana

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Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.

¿Lo dejó todo atado y bien atado Franco? Sin duda, al ver nuestra realidad diaria y cotidiana, cada vez son más los españoles que se inclinan a pensar que sí. Y es que el régimen que inauguró la Constitución de 1978 ya no puede ocultar su realidad; un sistema diseñado para establecer un turnismo en el poder muy similar al de la Restauración de Cánovas y Sagasta,  y perpetuar  el poder de unas élites extractivas que fundamentalmente siguen siendo las mismas que en época del General Franco.

En esta España de un brutal paro, de una demolición acelerada de nuestro Estado de Bienestar, de una precariedad laboral inmensa, se han disparado las desigualdades sociales, y mientras, los de siempre, esa élite que invierte en Sicavs para eludir el pago de impuestos, cada vez tiene mayor poder económico y es más rica. Todo ello acompañado de una superestructura política diseñada a mayor gloria de esas elites extractivas y compuesta por un sistema partitocrático donde hasta la disidencia está controlada y con cauces señalados y prefijados. No cabe pues hacer apuesta alguna que no sea el cambio total del sistema. Y el cambio pasa, sin duda, por la República, por dar de una vez una oportunidad seria a un sistema republicano de organización política que establezca nuevas normas de juego en política y en economía y que nos traiga de una vez esa democracia  real que nos es hurtada una y otra vez.

Y es que, que nadie se engañe; a nuestras elites extractivas les ha venido, les viene muy bien la Monarquía. En una constante histórica, la identificación entre Monarquía y unas élites que se mueven en la corrupción y el latrocinio como peces en el agua ha sido siempre plena. Desde el nefasto Fernando VII, hasta la patética Isabel II, pasando por el penoso Alfonso XIII, la historia de la Monarquía ha sido la historia de un fracaso, un fracaso sólo tolerado por la cobertura que proporcionaba esa Institución a un sistema de extracción de rentas muy determinado y del que no vale la pena hablar más, pero que ha señalado nuestro atraso histórico como país y nuestra falta de articulación en un proyecto mínimamente común.

Esa ha sido la realidad histórica, esta es nuestra realidad actual. Por ello no caben ya  medias tintas. No cabe ya hacer nada dentro del sistema. Y el sistema sólo puede cambiar si caminamos hacia la República. Camino arduo, difícil, pero que es nuestra única esperanza si queremos cambiar las cosas.