Todavía quedan 9 y 10 meses respectivamente para que se celebren estos festivales, pero 'sounders' y 'fibers' ya han preparado sus vacaciones en Castellón de cara al verano que viene
Queda todavía un mundo para el verano 2023, de hecho las temperaturas de los últimos días en la provincia nos recuerdan que todavía no hemos salido del de 2022, pero los sounders y los fibers ya preparan sus vacaciones estivales en Castellón.
Tal es así que tras acabar en menos de tres horas las entradas para el certamen que se celebra en agosto en Borriana y quedar tan solo el último 10% de los tickets disponibles para el de Benicàssim, los hoteles y otros alojamientos turísticos de estas dos localidades costeras ya están al 100% de su ocupación.
Se busque por donde se busque es prácticamente imposible encontrar una cama de hotel para los días que se celebran estas citas veraniegas. En Benicàssim, al presentar una planta hotelera más potente todavía se puede rascar algo, aunque a precios muy muy elevados, en torno a los 200 euros por persona y noche. Tal es así que algunos apartamentos para cuatro o seis ocupantes están a día de hoy al precio de 2.000 euros para los cuatro días que dura el festival, incluso más caro que un hotel de cinco estrellas en plena Gran Vía de Madrid.
Siempre se habla de que los jóvenes que asisten a los festivales cuentan con poco poder adquisitivo y que no frecuentan hoteles, pero lo cierto es que este año han apostado por este tipo de alojamientos. En Airbnb, tampoco queda nada de nada.
Los festivales representan un impacto económico al turismo provincial que ayuda a salvar el verano, y que, cada vez más, según explican los hosteleros de Borriana y Benicàssim repercute cada vez en la economía local.
