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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 19:57

Ucrania siempre

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Acabo de volver de Polonia, a escasos kilómetros del frente bélico y asilo principal de los refugiados ucranianos. Hasta cerca de siete millones de ellos llegaron a concentrarse en aquel vecino y hospitalario país, un 20% de la población total polaca. Una acumulación que se formo en ocho escasos años , desde que en 2014 empezó el conflicto con la absorción por Rusia de Crimea y parte del Este del país.

Se calcula en medio millón los refugiados ucranianos que escogieron vivir en Varsovia y es necesario reconocer que pese a representar un cuarto de la población total de la capital polaca, las calles siguen teniendo el mismo aire de siempre sin que se vean masas de emigrantes, ni gentes sin techo o familias desesperanzadas.

Eso si, en los comercios, en los trabajos inmobiliarios y según me dijeron, en el campo muchos hablan un polaco rudimentario cargado de acentos ucranianos. Todo ello dicho en favor de un país, Polonia, hospitalario y generoso que ha sabido acoger a quienes huían despavoridos de un peligro inminente.

Pero Polonia, pese a estar tan solo a unos kilómetros de la guerra sigue siendo un país tranquilo y seguro como lo es desde que ingreso en la OTAN en 1999 y en la Unión Europea en 2004. La guerra esta al otro lado de la frontera y a veces tan cerca de ella como cuando Rusia bombardea a modo de advertencia la antigua y bella ciudad antes polaca hoy ucraniana de Leopolis.

Aquella guerra que empezó el 24 de febrero, aunque en realidad empezara ocho años antes en Donbas y Crimea, se ha enredado de forma tal que ya nadie es capaz de predecir ni como se desarrollara, ni cuanto durara, ni como se cerrara.

Por el momento, ocho meses después, muy pocos datos son evidentes

Rusia se ha desacreditado a nivel global irremisiblemente. Aquella Rusia miembro del grupo líder mundial, el G/7mas 1, es ahora el villano de la Historia. Incluso China e India miran con disgusto a Putin por la forma en que conduce un conflicto globalmente condenado.

Ucrania ha cobrado un protagonismo mundial que antes distaba de poseer. Su coraje, su capacidad de resistencia, su determinación, han despertado la admiración mundial personificada en un líder, cómico de profesión, que concentra todos los laureles posibles.

Por añadidura ese país, escasamente conocido hasta hace poco, esta probando hasta que punto tiene enorme capacidad de desestabilización económica. La crisis energética y alimentaria abierta tiene escasos precedentes.

Y sin embargo, es también evidente que a Ucrania le va a ser muy difícil poder ganar esta guerra, entre otras razones porque Rusia es improbable que pueda perderla. Y que, a día de hoy Putin esta utilizando las artimañas mas sucias, como la destrucción de centros urbanos, la matanza de civiles, el uso de drones iraníes kamikazes, con el propósito de mantener el conflicto durante tantos años como sea necesario con la idea de que el resultado final le sea favorable como lo fue en Georgia, Moldavia o Chechenia. Aunque no hay que olvidar que tras veinte años de presencia en Afganistán tuvo que abandonar de forma tan vergonzante como lo hizo mas tarde Biden.

Perdonen que personalice el relato. Nuestro hijo Javier es el Consejero de la Embajada de España en Kiev. Hablamos con el a diario y aun cuando esta sereno no puede ocultarnos que casi a diario suenan las alarmas que obligan a la población, incluida claro está la diplomática, a refugiarse en sótanos, en bunkers o simplemente en estaciones de metro.

Pese a ello, la vida en Kiev sigue en una especie de normalidad. Las Embajadas se esfuerzan en mantener sus reuniones, organizar sus conciertos y sus actividades culturales, siempre en vilo por una alarma inoportuna. Aunque naturalmente sin celebración de fiestas nacionales, actividades sociales o con las limitaciones de no poder viajar en avión y tener que hacerlo en lentísimos convoyes protegidos o en trenes.

Todo ello nos hace recordar que la actividad diplomática no es ni mucho menos, tan alegre y confiada como solemos pensar.