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domingo, 24 de noviembre de 2024 | Última actualización: 18:10

'In crescendo'

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Enrique Domínguez. Economista.

Visito Cevisama desde hace unos quince años, desde que comprendí que para conocer la marcha del sector cerámico, además de las encuestas que por mi trabajo elaboraba, era un complemento imprescindible hablar con los protagonistas, conocer de primera mano la opinión, no sólo del gerente o de un directivo, sino del currante de turno.

Me sorprendió la cantidad de gente, muy variopinta, con la que me cruzaba, el murmullo ambiental en el que el silencio no existía, las representaciones en diferentes stands para atraer al visitante, el número de empleados que estaban al acecho de los posibles clientes y, sobre todo, el amplio mostrador para poder tomar cualquier alimento y los regalos, en diferente gradación según clientes o amistades. Se notaba el poderío del sector.

Con la crisis, todo esto cambió bastante. En la feria de 2009 lo que más me impactó al recorrer los stands fue la fuerza del silencio y los grandes espacios sin ocupar y mal disimulados; en los años posteriores esos huecos se han ido camuflando de manera menos hiriente para la vista y para la imagen que uno pudiera hacerse de la evolución del sector. Y también ha ido disminuyendo la alegría con que se surtía la barra de los stands.

Se decía que en la feria hay que estar, entre otras cosas, porque el no hacerlo puede dar pie a pensar que se tienen problemas. Y ello a pesar de que se opina, cada vez más, que la feria sirve para lo que sirve: recibir a los clientes, captar algunas operaciones, dar imagen y poco más. Porque lo importante son las visitas tras la feria, el mantener informados a los clientes y ofrecerles las auténticas novedades.

Este año 2014, la feria será, seguramente, algo más bulliciosa que en años precedentes y con menos huecos. Pero, ¿será la imagen del sector?: recibirá más visitantes que en 2013 y se nos dirá que se van consolidando los mercados y que se abren nuevos.

 Sin embargo, aumentan las empresas que utilizan la feria como simple punto de encuentro o que realizan su particular feria en la propia fábrica.

Pero lo cierto es que, como ya hemos dicho en otros comentarios, el sector exporta a muchos países pero sigue dirigiendo principalmente sus ventas a los estratos medio y bajo de los mismos; el sector ha tenido la habilidad de redirigir sus ventas internas hacia los mercados foráneos desde el inicio de la crisis y ello lo ha podido hacer por su larga tradición exportadora.

Sin embargo, sigue vendiendo sobre todo por precio y cualquier problema o incremento de coste le plantea serias dificultades; es el caso de la tasa del gas, de la tasa  a la cogeneración o del nuevo convenio.

Continúa basando su actuación en el trabajo de los comerciales; estos se dedican a vender lo que la empresa produce; es lo lógico. Lo que ya no es tan lógico, sino peligroso, es dejarlo todo al albur de los esforzados comerciales, de no plantearse investigar los gustos del potencial cliente y dirigirse a fabricar lo que sí tiene venta.

La innovación y nuevos productos son la base del futuro del sector. Azulejos y pavimentos se fabrican en cualquier parte del mundo y con las últimas tecnologías y a precios muy ajustados. Y el sector no domina la innovación y la investigación; lo hacen por él, en general, las empresas de fritas y esmaltes; éstas y no las azulejeras, han recibido los alfas de oro en esta feria y en la pasada.

Y para mayor preocupación, el instituto tecnológico, básico para estos desarrollos, está en estado precario y sujeto a reducciones de empleo.

En esta feria, pues, veremos que el sector va in crescendo, que mejora sus cifras globales, pero ¿va solucionando sus auténticos problemas de futuro?