Qué orgullosos nos sentimos los padres, cuando vemos en nuestros hijos algún rasgo físico en el que nos vemos reflejados. Tiene mi nariz, esos ojos son míos. Es igualita a su padre, camina como yo, o es tan diestro como…
Y ya no te digo cuando no solamente es físico, sino que su parecido es de personalidad, porque esa herencia se siente, no se ve. Una habilidad, un gesto o simplemente el mal humor de su “padre”.
Pero bromas aparte, y al margen de la genética, los hábitos se aprenden y desgraciadamente los malos hábitos también.
No voy a valorar si la educación que estamos dando a nuestros hijos es la correcta o no. Considero que en la actualidad es más difícil educar a nuestros hijos que hace unos años, cuando me tocó a mi... Hace ahora unos años. Es cierto, que en estos tiempos intervienen muchos factores que difícilmente se pueden controlar.
No solo educan los padres, los profesores o maestros, ahora los medios de comunicación y las redes sociales tienen también un papel muy importante en el crecimiento de los más pequeños y en su madurez. Hay mucha información a su alcance. Unas veces favorable y otras… no tanto. Pero no voy a meterme en este jardín, porque no es el mío.
Si que quiero hablaros de la importancia de enseñar a nuestros hijos a manejarse en el entorno financiero. Cuando les enseñamos valores como la empatía, la paciencia, la responsabilidad, la ética, la honradez y tantos otros, lo hacemos para que en cualquier circunstancia de sus vidas puedan manejarse bien y actuar en consecuencia. Pues… ¡en sus finanzas, también!
No tenemos en cuenta que a los hijos se les educa con el ejemplo. Son esponjas que copian nuestros comportamientos, nuestros hábitos y nuestras acciones, así que estamos educándoles en finanzas desde el minuto uno y no nos damos cuenta. Recuerdo una vez que le dije a mi hijo que no podía comprarle unas zapatillas ese mes porque no tenía dinero y me dijo: - ¡¡Pues ve al cajero mamá!!
¿Cuántos padres se sientan con sus hijos y les dicen: “Venid, sentaos aquí que hoy os voy a hablar de finanzas”? Creo que serán los menos y los más, lo harán cuando sean adolescentes y empiecen a tener sus propios gastos.
Reivindicar información desde los colegios, dar talleres y acercar las finanzas al nivel más básico, para que desde pequeños se aprenda de dónde sale el dinero, cómo se gana, cómo se fabrica, por qué está limitado…vamos, esas cosas que siempre nos parecen obvias pero que debemos enseñarlas.
Y esto lo digo con conocimiento de causa, en muchas ocasiones (más de la que os podéis imaginar), hablo con mis clientes y me encuentro familias para las que las finanzas son toda una asignatura pendiente.
Es realmente importante ser conscientes de que estamos educando con el ejemplo y nuestros hijos harán lo que hayan visto en nosotros. Padres ahorradores, tienen hijos ahorradores. Padres que no dan importancia al dinero o a sus finanzas, tienen hijos caprichosos.
Hemos de ser conscientes de lo que tenemos, de lo que necesitamos y de nuestros objetivos a lo largo de nuestra vida. De esta manera, podremos planificarlo y conseguirlo.
Y sobre todo… enseñar a nuestros hijos a hacerlo es nuestra obligación y nuestra responsabilidad.
Los niños de hoy, serán los trabajadores de mañana y de ellos dependerán nuestro bienestar y su futuro.
Así pues, desde estas líneas os animo a mejorar en esta asignatura.
