Siguiendo el hilo de la educación financiera, tengo que empezar por el principio. Y esto es, por los ingresos y los gastos.
Todos sabemos o deberíamos saber que no podemos gastar más de lo que ingresamos. Lo sabemos no? Es de sentido común más que de economía.
Pues hay veces, que aun sabiéndolo nos damos cuenta que no lo estamos haciendo bien. Salta un Tic, una alarma, un aviso en nuestro subconsciente que nos dice: "... no lo estás haciendo bien".
Empezamos el mes con la ilusión de nuestra cuenta bancaria bien llenita porque nos acaban de ingresar la nómina. Qué gusto da verla, y qué poco dura esa sensación. Vamos tirando de nómina sobre la marcha y gastando con más o con menos control nuestro salario, hasta que el día 25 o peor el 20, nos damos cuenta que no llegamos a fin de mes.
A todos nos ha pasado en algún momento. Por bien organizados que estemos siempre hay un imprevisto que nos desbarata el mes. Un electrodoméstico roto, una visita al dentista, una reparación, etc... Si se trata de algo puntual, y sabemos rectificar a tiempo... ¡Perfecto!
Si nos pasa habitualmente, debemos poner remedio de inmediato. Aquí hay que poner una alarma.
Porque, ¿ cómo hacemos para acabar el mes esos 5 ó 10 días que nos quedan sin saldo en nuestra cuenta?
Pues tienes que pedir un anticipo a tu jefe, si tu empresa te lo permite lo que significa empezar el mes siguiente con menos nómina, o debemos echar mano de nuestra querida tarjeta de crédito para terminar el mes y eso nos cuesta dinero.
Cualquiera de las dos opciones van a influir en nuestro presupuesto del próximo mes.
La planificación de la economía doméstica es, sin duda, más fácil que la de una empresa, o que los Presupuestos generales del estado, donde el gobierno nos ha tenido enredados mucho tiempo. Pero se basa en los mismos criterios.
Primero ver cuáles son nuestras necesidades, numerarlas, clasificarlas y volcarlas en un papel, hoja excel, aplicación app. Tenemos muchas opciones, pero la libreta de toda la vida, esa de espiral, me sirve igualmente. Todo depende de cuánto quieras "disfrutar" de tu presupuesto.
Porque para algunos de nosotros, es divertido!!
Una vez identificadas las necesidades las vamos a clasificar en gastos fijos, esos que tienes que pagar si o si.... (hipoteca, luz, gas, teléfono, colegios, seguros, etc...) y en variables (ropa, zapatos, gimnasio, regalos, fines de semana, comidas con amigos, fiestas, vacaciones, etc...). Qué gastos son de obligado cumplimiento y qué gastos son superfluos o simplemente se pueden retrasar o aplazar el pago.
Os aseguro que en el momento en el que eres consciente de tu presupuesto, de lo que es necesario y lo que no, todo es mucho más sencillo de planificar.
Pero no debemos quedarnos en planificar el mes próximo, sino el siguiente y el siguiente... y hasta el año, teniendo en consideración también nuestros objetivos a corto, medio y largo plazo.
Planificar bien un presupuesto, no se hace de la noche a la mañana. El presupuesto es variable y flexible. Tiene que serlo, porque aunque lo tengamos todo apuntado y al céntimo, siempre habrá algún extra que nos lo romperá. Y es normal!!
Pero debemos tenerlo previsto, y saber que necesitaremos contar con un Fondo de Emergencia para que ese presupuesto perfectamente planificado pueda permitirse algún extra.
Si conseguimos planificar bien, llegaremos a fin de mes sin problemas.
¡Pruébalo y me cuentas!