El Partido Popular gobernó Castelló con una asombrosa falta de pericia durante 24 años y la Comunitat Valenciana a lo largo de dos décadas. El TRAM es un buen ejemplo de lo que digo, una ‘cosa’ inacabada y disparatada que se construyó al trantrán, con manifiesta incapacidad tras vender el proyecto durante largos años con inusitado entusiasmo y desorbitado presupuesto público propagandístico. Eran los tiempos del descontrol y el exceso.
En la inauguración que se produjo el 20 de diciembre de 2014, el entonces presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, dijo que supuso una inversión 100 millones de euros, a pesar de que finalmente solo se construyó una única línea que conectaba el Grao con la universidad.
Un dineral nefastamente gastado mientras se mantenía un muy deficiente servicio de transporte público urbano. Es fácil imaginar lo que entonces hubiera podido mejorar el autobús municipal con esos 100 millones de euros bien invertidos.
Cabe recordar que Castelló no pudo disponer de un transporte público urbano moderno y de calidad hasta que en 2015 la ciudadanía apostó por un gobierno de progreso encabezado por Amparo Marco.
Por cierto, lo del TRAM y el PP sí que fue una oda al cemento, con esa inacabable plataforma reservada de la que entonces nada dijo el menguante equipo vecinal habitual del Partido Popular.
Y lo que son las cosas, como no tuvieron bastante con el ‘TRAM fase I’, ahora la aspirante de la derecha a la alcaldía y sus jefes de la provincia y la Comunitat Valenciana apuestan por un ‘TRAM fase II’ hacia Vila-real y las playas. No sé si será una operación de limpieza de imagen y de humos, de malos humos, después de meses y meses protestando por la pérdida de protagonismo de los coches en la avenida de Lidón.
En cualquier caso, es para echarse a temblar, porque si el cuento del TRAM culminó en 2014 con un gasto de 100 millones de euros, ¿por cuánto podría salir la broma en la actualidad?
Una broma que, por otra parte, al ritmo que trabajan los populares, sería larga, muy larga, porque la primera piedra de esta ‘cosa’ que al principio llamaban TVR CAS se puso el 19 de noviembre de 2006 y la única línea existente echó a andar en la Navidad de 2014. Y eso que el día de la primera piedra desde la Conselleria de Infraestructuras se dijo que en 2010 este ‘trolebús’ conectaría la capital de la Plana con su área metropolitana adyacente prestando servicio a 300.000 personas. Son lentos, caros y fantasiosos, a las pruebas me remito.
Y temerarios. El PP tira ahora de nostalgia y disparate para resucitar el TRAM, cuya primera piedra fue puesta por ese prohombre del sentido común, el equilibrio y el fair play político llamado Francisco Camps. Sí, sí, el de los trajes, el que dice que fue a la boda de un señor con bigotes al que no conocía de nada.
A falta de ideas, recurren a la resurrección del TRAM, aquel macroproyecto que ellos mismos mataron y enterraron reduciéndolo a la mínima expresión. Ni llegó a Onda, ni a Borriana, ni a Benicàssim. No quiero hablar de pelotazos, pero sí me gustaría recordar que semejante TRAMpantojo nos costó un ojo de la cara y parte del otro: 100 millones de euros.
