A medida que se acercan las elecciones Autonómicas y Municipales, los comentarios sobre los principales partidos en liza se vuelven progresivamente exagerados. Veamos algunos de ellos.
En lo referente al PSOE y su líder se ha escuchado con frecuencia que si pierden un par de las Autonomías que controlan -en especial la Comunidad Valenciana, Aragón o Castilla La Mancha- Sánchez no solo sería derrotado arrolladoramente sino que ni siquiera se presentaría a ellas, arrojaría la toalla antes.
En lo que respecta al PP y a Feijóo, algunos analistas, incluso de derechas, son de la opinión de que si los resultados en mayo no le son propicios, el líder popular que en la apreciación de muchos se está mostrando demasiado melifluo, debería ceder los trastos a un candidato con más garra. Es decir, a Ayuso.
Otros chismes políticos apuntan a que, en la izquierda, Yolanda Díaz podría rebasar en votos a Sánchez con lo que de un plumazo no solo borraría a Unidas Podemos del mapa sino que haría lo propio con el mismísimo Sánchez convirtiéndose el comunismo en la fuerza líder de la izquierda.
El último cotilleo apuntaría a la derecha y rezaría que el programa más decidido y valiente de Abascal pondría rebasar a la "derechita cobarde" -como Vox la califica- desbancándola del trono conservador.
No cabe dudar que en los treintaitantos días que restan hasta las elecciones, las meditaciones políticas subirán más y más de tono, volviéndose cada día más rocambolescas dando entrada a las ocurrencias de partidos regionales como ERC, JXCAT, la CUP, los Comunes, Bildu, PNV etc. Y es que los límites de la imaginación y la reflexión no existen pudiendo los comentaristas políticos extenderse tanto como lo deseen y en tantas direcciones como lo consideren conveniente.
Es probable, sin embargo, que en mayo y en diciembre todo sea mucho menos dramático de lo que algunos presienten. Como dice la casi totalidad de las encuestas fiables, la derecha vencerá en Aragón y Castilla La Mancha, quizá también en la Comunidad Valenciana. Pero una victoria del PSOE en Cataluña y quizá la retención de algunas otras Autonomías pueden maquillar los resultados presentándolos como nada catastróficos.
Pero aun cuando la victoria del PP no fuera arrolladora, Feijóo podría presentar la conquista de alguna Autonomía y la retención de las cinco muy importantes que ya domina como un buen resultado. Ello le llevaría a continuar hasta diciembre e incluso más allá si falta hiciere, si no consiguiera "desmoncloar" a Sánchez y si estuviera dispuesto a resistir por aquello de que nadie, excepto Zapatero, ganó a la primera.
Es impensable en cualquier caso que España se viera a estas alturas con un liderazgo comunista, una filosofía que ha llevado a todos los países en los que se ha implantado a la miseria generalizada. Ello es aplicable también a China donde pese a que gobiernan los comunistas, han tenido suficiente inteligencia como para aplicar una economía capitalista. Y aun así el PIB per capita chino deja mucho que desear.
Tampoco es previsible a corto plazo que Vox consiga efectuar el sorpasso del PP, aunque como vemos en Italia Meloni si se ha impuesto y en Francia las últimas encuestas dan a Le Pen 10 puntos por encima de Macron.
Con miras al 28 de mayo, el PP debería emplearse a fondo en la Comunidad Valenciana que nunca conoció tanta prosperidad como en los tiempos de Camps y Rita Barberá y que con sus 5.1 millones de habitantes representa una fuerza electoral equivalente al conjunto de las restantes Autonomías controladas por el PSOE (Castilla La Mancha 2mh; Aragón 1.3mh; Extremadura 1mh; Asturias 1mh y Navarra 0.6mh). Símbolo de la decadencia de la región valenciana -y aunque uno no es muy futbolero- es el hecho de que 3 de sus 4 equipos de fútbol están en segunda división o se encuentran a punto de caer. Uno de ellos es el mismísimo Valencia CF que en los cien años de historia de la Liga solo había descendido una vez y hace ya muchos decenios. Escandaloso. Y ello sin hablar de las ocasiones económicas perdidas.