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domingo, 24 de noviembre de 2024 | Última actualización: 21:28

Lo de Extremadura

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En democracia las campañas electorales son siempre trepidantes y vienen cargadas de emoción. La inmediatez del presente puede hacernos sentir que las actuales elecciones son las más dramáticas desde 1978. Sin duda la primera victoria del PSOE fue dramática para muchos como lo fueron las sucesivas victorias de González, el relevo alcanzado por Aznar en 1996, sin mencionar el triunfo de ZP envuelto en los trágicos atentados del 11M.

Con ello y con todo, pocas veces hemos visto la tensión y las subsiguientes piruetas a que algunos políticos nos someten, como las estamos viendo en esta precampaña. Las razones de que ello sea así son múltiples. De un lado se trata de desalojar a un presidente por primera después de un solo mandato de cuatro años. Tanto Suárez como González, Aznar, Zapatero y Rajoy consiguieron repetir y González lo hizo cuatro veces. El breve y turbulento gobierno de Calvo Sotelo (1981-82) emparedado entre el 23F y la desaparición de UCD fue la única excepción.

Pero adicionalmente, por primera vez, una parte muy amplia del país había llegado a la conclusión de que los pactos de Pedro Sánchez con los separatistas catalanes, los ex terroristas vascos y los comunistas estaban llevando a España a una gravísima situación no conocida hasta ahora que podría derivar en la ruptura del país.

Por añadidura, después de las elecciones del 28M se han sucedido una serie de dislates que no hacen presagiar unas Generales tranquilas. La convocatoria de las elecciones en medio del verano; el riesgo de un pucherazo; en medio de la presidencia rotativa de España en la Unión Europea; buscando tapar la reflexión tranquila sobre las elecciones locales; promoviendo una crisis agrícola en el Suroeste del pais involucrando a ecologistas alemanes; proponiendo la celebración de media docena de debates; buscando crear un escudo de fieles para el postsanchismo etc...

Si todas estas rarezas no fueran suficientes, continuan las dificultades, a decir verdad procedentes de los dos flancos políticos. Desde la derecha, Feijóo se propone resolver la gobernabilidad de los Municipios y las Autonomías por una vía liberal y permisiva. Todo lo contrario que hizo Casado -o más bien Teodoro Egea- que les llevó al choque con Ayuso y a la consiguiente desaparición de aquellos del escenario político.

  Feijóo renunció a dictar la forma en que debían pactarse las autonómicas dejando que fueran los líderes locales quienes lo hicieran y que fueran ellos quienes se llevaran los aplausos o los silbidos. La norma general debió ser algo parecido a gobernar si fuera posible en solitario pero evitando confrontar con Vox ya que era evidente que en muchos lugares el pacto iba a ser inevitable.

Las cosas salieron bien en Valencia donde se había empezado a negociar incluso antes del 28M y tras las elecciones fue posible alcanzar un acuerdo express. Cerca de un centenar de Municipios pudieron también constituirse gracias a un acuerdo entre el PP y Vox.

Pero he ahi que la Señora Guardiola, de Extremadura, tenia un problema de fondo: no estaba dispuesta a pactar con Vox al que acusa de machista, xenófobo y anti autonomista, lo que de un plumazo no solo impedía desplazar a Vara del gobierno sino que cuestionaba aquellas autonomías que como la valenciana había cerrado ya un pacto con Abascal e incluso ponía en cuestión la victoria de la derecha el 23J.

El PP y Vox deben negociar donde sea necesario aplicando dos principios muy sencillos: la proporcionalidad (que cada partido alcance tantos escaños como le correspondan en función de los votos alcanzados) y la responsabilidad (tener la flexibilidad suficiente para no perder de vista el objetivo central de las elecciones).

Repetir las elecciones en Extremadura podría ser letal para aquella comunidad y para el PP en toda España. Faltan solo cuatro semanas para el 23J y Feijóo no puede permitirse más choques regionales so pena de poner en riesgo el futuro del país. No puede confiar en que Sánchez caiga víctima de sus propias ridiculeces, del Allo Presidente entrevistando a sus propios ministros o de campañas tipo "Corrupsoe", "Golpsoe de Estado" o "Que te vote Txapote".