En el día de ayer fuimos testigos de uno de los espectáculos mas tristes y esperpénticos que nos ha ofrecido hasta ahora el parlamento nacional. En cumplimiento de lo exigido por el prófugo Puigdemont, el gobierno puso en práctica sin haber debatido la cuestión en el pleno, la utilización de tres nuevas lenguas, el catalán, el vascuence y el gallego. El costo anual del disparate, incluido material e interpretes rondará el medio millón de euros que pagaremos usted y yo.
La cuestión no deja de tener miga por varias razones siendo la primera que las regiones separatistas son conscientes de que incluir tres lenguas nuevas no es por razones prácticas sino por sembrar la clara impresión de la desunión del país tanto de puertas adentro como hacia el exterior.
Desde el punto de vista práctico el ejercicio de ayer fue grotesco ya que los interpretes traducían hacia el castellano a aquellos diputados catalanes, gallegos o vascos que escuchaban las intervenciones de sus colegas que se expresaban en las recién estrenadas lenguas.
Vox rechazo el teatrillo y sus 34 diputados abandonaron la sala depositando los pinganillos en el sitio vacante del presidente Sánchez. Llamativo gesto que no sabemos si se repetirá cada vez que se utilicen lenguas no previstas para las Cortes.
El PP criticó igualmente la iniciativa sanchista aunque el portavoz hiciera la gracieta de pronunciar algunas frases en vascuence traduciéndose él mismo al español. En fin, todo lamentable.
Lo peor es que la actividad de la carrera de San Jerónimo se hizo en paralelo a la petición llevada a cabo por el Ministro de Exteriores Sr Albares en Bruselas, para que esas tres lenguas (¿y por que no cuatro, con el valenciano?) pasarían a sumarse a las 24 de la UE. La propuesta fue a parar al cajón de lo imposible pero para facilitar la toma de decisión, Albares pidió prioridad para el catalán ya que a fin de cuentas la exigencia provenía de Puigdemont. Bonito desaire para gallegos y vascos que veremos cómo reaccionan.
Y aun peor es que a rastras del pinganillo se desvelan secretos de Estado de gran envergadura. Dice Junqueras -y posiblemente no mienta- que la Amnistía está ya negociada y pactada; fue una condición ligada al voto en favor de la señora Armengol como presidenta de las Cortes.
Ello significa que la precondicion de Puigdemont está ya satisfecha. Como también lo está la cuestion de las lenguas en Bruselas y en Madrid, aunque allí la batalla esté perdida. Haría falta unanimidad pero hay 14 países que ponen objeciones, algunos como Suecia y Finlandia muy serias. Otro como Francia, aun mas ya que en algún rincón del país vecino se habla catalán y vasco aunque no sean lenguas oficiales. Malamente podría aceptar Paris que aquellos dialectos pasaran a oficializarse en la Unión Europea.
La flexibilidad mostrada por Puigdemont respecto a las lenguas pone de manifiesto un talante dispuesto a apoyar con sus siete votos a Sánchez que tiene más que nunca la Moncloa en el bolsillo. En fin, señores, el rigor de las desdichas. Y mientras los pinganillos se amontonan en su pupitre del Congreso, Sánchez se encuentra en NY con una delegación de 104 gastando un millón de euros solo en hoteles.
¿Será por dinero?