Transitar por el centro de la ciudad se convierte en un viaje al pasado en el que explorar la historia de la capital de la Plana
Ser de Castelló es, para muchos, más que una pertenencia. Es un sentimiento de orgullo de vivir en una tierra bautizada como ‘la millor terreta del món’. Sin embargo, no todos los castellonenses conocen en profundidad el pasado histórico de esta villa. Una historia que impregna cada rincón de la ciudad relatada a través de sus edificios, monumentos y estatuas. ¿Te animas a descubrirlo a través de un paseo por las principales plazas?
Plaza Santa Clara
Empezamos nuestro itinerario en el centro neurálgico del ocio y los reencuentros: la plaza Santa Clara. En ella, se localizaba antiguamente un convento de monjas clarisas: de ahí su nombre. El edificio fue convertido en el siglo XIX en el primer Instituto de Secundaria de la capital y fue demolido tras la Guerra Civil. El monumento ubicado en un espacio privilegiado de la plaza representa la fundación de Castelló. Se trata de una enorme mole de piedra tallada en ambas caras, en el que aparecen Jaume I y el encuentro de la Virgen del Lledó por parte de Perot de Granyana. Es obra del artista vila-realense Vicente Llorens Poy.
Plaza de la Pescadería
Y muy cerca se localiza la plaza de la Pescadería, junto al Mercado Central. En ella, encontramos la llamada ‘Fuente de los artistas’, un monumento compuesto por dos ninfas semidesnudas que sostienen sobre sus cabezas una gran pila decorada con cuatro cabezas que escupen agua. Se trata de una escultura que data del año 1935, de Juan Adsuara, que sirve como oda al talento de pintores y escultores castellonenses, como Cristóbal Bou, Camarón, Castell, Montolíu, Oliet, Puig Roda, Ribalta y Viciano.
Plaza Huerto Sogueros
Al oeste de la ciudad se encuentra la plaza Huerto Sogueros donde, antiguamente, se emplazaba un gran huerto de cáñamo, fuente de riqueza de la ciudad durante muchos años. Un espacio donde se fabricaban cuerdas y alpargatas. El pintoresco monumento de grandes dimensiones bajo el título de ‘Menaoret’, del artista Ripollés, compuesto de una fuente de la que emana una torre con manos de colores, rinde homenaje a estos trabajadores que trabajaban el cáñamo hasta principios del siglo XX.
Plaza de la Independencia
Junto al parque Ribalta, nos ‘topamos’ con la Plaza de la Independencia, conocida para la mayoría de los castellonenses como La Farola, precisamente por el monumento que encontramos en ella. Este recuerda la coronación de la Virgen del Lledó, pues en ese enclave –que anteriormente era la entrada a la ciudad-- tuvo lugar esta celebración de la que el próximo año se cumple el centenario. Cabe recordar que el monumento ha sido restaurado recientemente por parte del Ayuntamiento, pues presentaba un estado de conservación con deficiencias en varios grados de afección y oxidación superficial debido a su exposición a la intemperie.
Plaza de la Muralla Liberal
La plaza de la Muralla alberga la Muralla Liberal, construida en 1837 para proteger a los liberales de los ataques del ejército carlista. Pasados los años, la muralla se mantuvo como una pared más de una fábrica construida en el lugar que hoy se encuentra la plaza. A finales del siglo XX se planteó el derribo del edificio y la construcción de bloques de edificios. Sin embargo, al hallarse restos de la muralla se optó por proteger este vestigio, creando una plaza con su nombre.
Y tú, ¿con qué monumento de todos te quedas?
