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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 14:49

Castelló, pionera con la creación del primer punto PAVE: qué es y dónde se encuentra

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Se trata de un espacio que se ha estrenado por primera vez en el festival Red Pier Fest y que aúna los puntos ‘Violeta’ y ‘Arcoíris’

La ciudad de Castelló se ha convertido esta semana en pionera con la puesta en marcha de un proyecto que se ha estrenado en la capital de la Plana por primera vez. Se trata del denominado Punto de Atención a Víctimas Específicas (PAVE), una iniciativa llevada a cabo por la Plataforma LGTBI de la Comunitat Valenciana, de la mano de la Unidad de Diversidad e Inclusión Social de la Policía Local de Castelló.

Este nuevo espacio aúna los conocidos como puntos ‘Violeta’ y ‘Arcoíris’ (de atención, información y ayuda a mujeres víctimas de agresiones y para la prevención de agresiones contra el colectivo LGTBI en celebraciones festivas) con el objetivo de crear una zona “universal que ampare a todas las víctimas”. Así lo explica Diego Morente, portavoz de la plataforma autonómica y responsable de la Unidad de Delitos Odio de la Policía Local de Castelló, quien insiste en la importancia de este punto para “que nadie se quede desprotegido, independientemente de que seas mujer, lgtbi o heteronormativo”.

Y es que la idea de crear este punto ‘universal’ surgió a raíz de un caso ocurrido durante las fiestas de un pueblo de Castellón. Al parecer, un adolescente que sufrió una hemorragia nasal acudió en ese momento al Punto Violeta instalado con motivo de los festejos, donde le negaron la atención al tratar solo casos de violencia o agresiones sexuales a mujeres.

El nuevo punto PAVE, que cuenta con técnicos especializados en diversidad, salud y violencia de género, ha aterrizado en Castelló en el marco de la celebración del festival Red Pier Fest, que durante tres jornadas congregará a más de 40.000 personas en el recinto de Ferias y Mercados de la ciudad.    

Tres protocolos: violencia de género, lgtbifobia y sumisión química

Este nuevo espacio está preparado para activar distintos protocolos, dependiendo de lo que le haya ocurrido a la víctima. En el caso de que una mujer haya sido víctima de una agresión sexual, esta es atendida por una mujer especialista en violencia de género. Según revela Morente, “en el caso de que la agresión le haya producido un heridas o derrames vaginales, la colocamos en posición ‘flex’ (piernas cruzadas) y la envolvemos en una manta térmica pata evitar el cruce de pruebas periciales”. Posteriormente, es traslada al hospital y, a partir de ese momento, se activa el protocolo de agresión sexual.

Si una persona del colectivo LGTBI ha sufrido una agresión, esta puede escoger entre ser atendida por un hombre o una mujer. Si la víctima presenta heridas, es trasladada al hospital de referencia para realizar el parte de lesiones y, después, a sede judicial o a comisaría para interponer la pertinente denuncia.

El último de los protocolos tiene que ver con la sumisión química, es decir, la agresión sexual, robo, extorsión o maltrato sufridos bajo la influencia de sustancias psicotrópicas administradas sin consentimiento. En estos casos, tal y como manifiesta el responsable de la Unidad de Delitos Odio de la Policía Local de Castelló, esta sumisión se puede presentar mediante líquido o polvo, con los que se inhibe el sistema nervioso central, mermando las capacidades cognitivas de la víctima y quedando en estado de semiinconsciencia; o por éter o spray (fentalino o cloretilo), que es suministrado normalmente en el brazo y que provoca un pequeño espasmo por inhalación.

“Lo primero que hacemos en estos casos es observar para verificar si realmente existe una sumisión o hay un aspecto emocional y, posteriormente, se traslada al centro hospitalario”, incide Morente, quien subraya que el punto PAVE tiene a su disposición reactivos en saliva para corroborar el consumo de determinadas drogas.

En cuanto a la sumisión por pinchazo, el responsable revela que “no existen apenas casos, ya que la sumisión química es intravenosa y no intramuscular”. Para que tuviera efecto, “la víctima se tendría que quedarse muy quieta”. Por ello, según insiste, la mayoría de denuncias por estos casos se deben a una creencia que puede generar un estado de psicosis. Unos casos que también se atienden en el Punto PAVE, un espacio que atiende a todas las víctimas sin excepción y que ha sido creado con un firme objetivo: que nadie se sienta desprotegido.