Toni Ferrándiz. Miembro de la junta directiva provincial de Ciudadanos.
Las agresiones al medio ambiente tienen como principales protagonistas el desarrollo económico y la continua industrialización. Las cuestiones medioambientales se consolidan en la idea de que crecimiento económico e intereses ecológicos deben ir unidos, surgiendo de esta manera el concepto de desarrollo sostenible al replantearse la relación existente entre medio ambiente y el desarrollo económico.
El informe Brundtlandt, ofrece una perspectiva antropocéntrica del concepto de desarrollo sostenible al definirlo como “el desarrollo que asegura las necesidades presentes sin comprometer las capacidades de las generaciones futuras para alcanzar sus necesidades”.
El desarrollo sostenible pasa porque las instituciones públicas realicen políticas donde consideren todos y cada uno de los indicadores económicos y ambientales, pero también, los culturales y sociales. Dichas instituciones, ostentan un papel fundamental en cuanto a conseguir que los niveles de producción y consumo garanticen un medio ambiente de calidad. El turismo es una actividad económica relacionada con los indicadores sociales y culturales, pero también con los económicos y medioambientales, y son las mencionadas políticas las que tienen que hacer posible un turismo sostenible bajo la base de considerar la actividad turística con las limitaciones que hagan posible la protección y conservación del entorno.
Además de las instituciones públicas, son las propias sociedades las que deben seguir unas pautas adecuadas en cuanto al respeto a la cultura y medio ambiente en las zonas receptoras de turismo, gestionando ese turismo de forma que se consigan tanto beneficios económicos como medioambientales, ya que ello repercutirá positivamente en la atracción turística de esas zonas evitando la degradación y destrucción de las zonas de interés turístico, por lo que, la interconexión entre desarrollo sostenible y turismo es patente.
La preservación en los lugares o zonas turísticas de su patrimonio histórico y cultural, con el mantenimiento óptimo de la calidad de los paisajes urbanos y su medio ambiente, supone un atractivo para el visitante y, en muchas ocasione,s el exclusivo motivo de su visita, por lo que los poderes públicos deben considerar su protección tanto a nivel normativo como social, ya que esa preservación de la riqueza histórica, cultural y medioambiental, conllevará ineludiblemente unos beneficios para la propia sociedad local y más teniendo en cuenta que nuestro país en la actualidad es el tercero a nivel mundial como país receptor de turistas internacionales y segunda potencia en turismo vacacional, situándose a nivel interno como el primer sector de la economía española con el 11 % del PIB, siendo pieza clave en la necesaria recuperación económica, pues no en vano en el pasado año 2013, el turismo supuso un incremento neto de puestos de empleo de 22.394 puestos de trabajo.