Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.
Digámoslo de una vez. Y digámoslo alto y claro; el TRAM es un total y absoluto desastre. Y es tan grande que hasta en el PP están asustados de la magnitud del tremendo desatino que supone.
Como supongo que los responsables políticos del TRAM conocen la obra clásica de Kevin Lynch ‘The image of the City’, base de la llamada Geografía de la percepción, sabrán que todos los ciudadanos, a través de las llamadas sendas, hitos y nodos, construyen su propia imagen mental del espacio en el que vive, de la ciudad en la que habitan, y en función de esa imagen toman sus decisiones, y entre ellas la de desplazamiento. Por eso, el TRAM, con su caótica invasión del centro de Castellón, provocará que los castellonenses, que verán su dificultad para acceder al mismo elevadas a la enésima potencia, tengan una visión del centro como mero lugar de paso.
Si a ello unimos las circunvalaciones, el apego de los castellonenses al coche, y los crecientes procesos de suburbanización ( desplazamiento del centro a la periferia como lugar de residencia) y desurbanización ( crecimiento de las localidades periféricas más que la propia ciudad central), y que el TRAM es meramente lineal del Grao a la UJI, mientras que la otra línea, la sur-norte, ha quedado ad calendas graecas, puede que en breve el centro de Castellón desaparezca de los itinerarios mentales de los castellonenses, con mayor facilidad de desplazamiento a los centros comerciales de la periferia. Si ello ocurre, y es algo más que una posibilidad, el centro de Castellón estará condenado y sufrirá un proceso de degradación acelerado, proceso de degradación que en cierto modo ya se puede percibir. Ni los comercios ni los servicios de restauración, podrán pararlo, y en muchos casos se arruinarán.
Unamos a ello, los más de 120 millones de euros que ha costado este desastre, una cantidad que supone, como acertadamente ha comentado Amparo Marco (la próxima alcaldesa de Castellón si lo permite esa máquina de perder que es el PSPV local), que cada castellonense haya tenido que pagar 500 euros de impuestos para el dichoso TRAM, y tendremos el retrato completo de la situación. Y ahora, ¿quién se va a hacer responsable del desastre? ¿Pagará alguien por la ruina inminente del centro de Castellón, de ese Castellón que va a desaparecer irremediablemente?