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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 18:13

Países paralelos

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Europa es un continente demasiado pequeño como para que haya excesivas diferencias entre su casi medio centenar de países. Cabría establecer paralelismos entre muchos de sus Estados. Normalmente se han comparado entre si los países de su propia región, en nuestro caso, los mediterráneos. Hoy voy a hacerlo entre dos, aparentemente muy distintos y distantes geográficamente: España y Polonia.

Pertenecen ambos al grupo de los relativamente grandes en Europa. Si exceptuamos a Turquía -la mayor parte de la cual se encuentra en Asia- y a Ucrania -que aun no sabemos cómo quedará después de la guerra- Francia y España son los dos países europeos más extensos. A continuación vendrían Alemania y Polonia de extensión semejante, seguidos por el Reino Unido e Italia.

Desde el prisma demográfico, el orden sería Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, España y Polonia, un orden que se mantendría también desde el prisma económico, tanto en PIB  como en renta per cápita.

Dejando aparte los datos estructurales, hay otros muchos datos políticos y sociales que nos aproximan por encima de la tipología étnica, lingüística y climatológica, aunque esta última tienda a igualarse en virtud del cambio climático que suaviza mucho los inviernos del Norte.

España y Polonia cierran el siglo XX desde experiencias rotundamente diferentes -la dictadura franquista y el Comunismo impuesto desde la Unión Soviética- que van a condicionar la andadura de ambos en el siglo XXI.

En el caso de España la transición democrática deriva en una alternancia derecha-izquierda con un predominio de ésta sobre aquélla como lo prueba el hecho de que dos tercios de nuestra democracia viene gobernada por el PSOE y solo el tercio restante, por el PP.

En Polonia ocurre lo contrario, el recuerdo del comunismo vacuna al país contra la izquierda que solo consigue reaparecer muy brevemente tras la desafortunada presidencia de Lech Walesa, personaje sin embargo fundamental como sindicalista y fundador del partido Solidaridad que logró cambiar el destino del país.

En 2005 se implanta la derecha radical del partido Ley y Justicia (PiS) fundado por los hermanos mellizos Kaczynski que se mantienen al mando del país durante 18 años. En 2023 vence todavía en las elecciones pero se ve incapaz de formar una coalición de gobierno, con lo que la Plataforma Cívica de centro derecha (PO) de Donald Tusk, se ve forzada a pactar con media docena de partidos, incluido el socialista, para formar gobierno.

He ahí el más notorio paralelismo con España en que aunque el PP vence -como PiS-  es el PSOE el que forma una alianza 'Frankenstein' para poder mandar, igual que ha hecho el PO, que es el equivalente del PP polaco.

De ahí que Sánchez, como Tusk se vean condenados a tener gobiernos tambaleantes en constante agresión desde dentro de la propia alianza y desde la oposición. Polonia tiene que conllevar una cohbitación en que la Jefatura del Estado y el Tribunal Supremo de Justicia están, en manos de PiS, es decir de la oposición.

Pero Polonia tiene la gran ventaja de contar con un país territorialmente unido sin nuestras fragilidades catalanas y vascas. Y también de contar con un Jefe de Gobierno -Tusk- que fue mandamás en Bruselas y que cuenta con un historial personal limpio, sin un entorno familiar investigado y sin la reputación de falsario que arrastra nuestro presidente.

El próximo domingo, las elecciones europeas, aparentemente tan solo simbólicas, decidirán cual es la fuerza de los partidos, en España, en Polonia y en todos los países de la Unión. Tezanos cree que ganarán el PSOE y PiS. Quizá acierte en este último pero no lo creo en el primero.