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domingo, 24 de noviembre de 2024 | Última actualización: 21:28

La mentira

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En la vida social existe la práctica de la mentira de forma frecuente. Aun cuando los científicos no se ponen muy de acuerdo parece ser que la media de mentiras diarias por persona oscila entre dos y veinte, lo que significa entre 60 y 600 al mes y calculen ustedes cuantas mentiras se acumulan al año.

Es evidente que mentir está mal. En la religión católica está contemplada en el octavo mandamiento de la ley de Dios. Por supuesto, hay mentiras graves y leves o piadosas que tienen una intención bondadosa, como cuando llamamos guapa a una niña no agraciada.

En la vida social, una persona que siempre dijera la verdad podría meterse en constantes embrollos y podría considerarse como poco flexible y nada diplomático. Mentir constantemente, por el contrario, crea una personalidad poco fiable pues ya se sabe que "se pilla antes a un mentiroso que a un cojo".

Hay un terreno de la vida en que mentir  se vuelve particularmente grave: la política, un campo, sin embargo, en que se ha practicado mucho desde los tiempos de Maquiavelo, Bodino, Hobbes y los grandes teóricos de la ciencia política.

Todos nuestros gobernantes nos han mentido alguna vez durante su mandato pero nunca la falsedad había estado tan implantada en política como en el actual gobierno. Sánchez y Tezanos destacan en ese campo como personas que no aciertan a decir la verdad ni por casualidad. Sus afirmaciones o sus encuestas nos son de gran utilidad porque ya sabemos interpretarlas a la contra.

En los últimos tiempos una tercera persona ha venido a sumarse al escogido elenco de los más mentirosos. Se trata de la portavoz del gobierno Pilar Alegría. En el escaso año que lleva en el cargo se ha ganado el sobrenombre de Pilar Bulerías (de bulos).

Con sus aires de colegiala sobremaquillada es capaz de propinarnos las mayores trolas sobre el día a día político sin apenas inmutarse si no fuera porque la boca se le tuerce cuando la mentira es demasiado grosera.

En la comparecencia de ayer soltó un par de falsedades -oportunamente dictadas por sus jefes- relativas al inminente archivo del caso Begoña y a la política de Rajoy sobre los presos etarras.

Lo grave del caso es que la mayor parte de los oyentes que siguen TV1, se tragan las falsedades simplemente porque las han oído en la tele. Nadie se acuerda de lo que hizo o dejó de hacer Rajoy respecto a la ETA y a pocos se les ocurre pensar que todo este embrollo (erratas del PP incluidas) solo tienen como objetivo algo muy grave: liberar a terroristas antes de cumplir sus penas, solo tiene como objetivo mantener el apoyo de los siete votos de Bildu para seguir en La Moncloa.

Esa es la realidad del equipo Frankenstein: hay una deuda con los siete de Junts (la Amnistía), con los siete de ERC (la financiación singular), con los siete de Bildu (la liberación de presos), con los de PNV, Sumar, BNG, Podemos...Todos pasan la gorra y a todos tiene que pagar el gobierno y de todos es rehén el presidente Sánchez que, por ellos, tiene que mentir descaradamente y ha enseñado a mentir a los que le rodean muy especialmente a "Bulerías" y a "Tenazas" del CIS.