Jorge Fuentes. Embajador de España.
En muchas ocasiones he hablado y escrito sobre las instituciones que funcionan bien en Benicàssim y al hacerlo, nunca he olvidado los servicios religiosos de la parroquia de Santo Tomás y las ocho Iglesias o Capillas que de ella dependen.
Hoy lo hago de nuevo ya que gracias a la presencia de su nuevo párroco, Don Luis Oliver, la actividad de nuestra parroquia ha saltado a la fama a nivel nacional e internacional. El pasado mes de julio, periódicos prestigiosos como L’Osservatore romano y ABC recogieron en sendos artículos y de modo superlativo, las innovaciones que Don Luis ha sabido introducir en la actividad de una parroquia que durante los meses de verano pasa de tener 20.000 feligreses a contar con cerca de 150.000, con todo el movimiento espiritual que ello conlleva.
Dos eran los aspectos que la prensa elogiaba de nuestro párroco:
De un lado el hecho de que Don Luis diera unidad y cohesión a las ocho Iglesias del lugar, coordinando los servicios religiosos de forma que los feligreses pudieran escoger el lugar más próximo a su residencia o más acorde con sus horarios o preferencias. El propio Don Luis que, por supuesto, cuenta con un grupo entusiasta de jóvenes y menos jóvenes sacerdotes/ colaboradores, atiende con frecuencia las misas en cada una de las Iglesias para que ninguna de ellas se sienta olvidada por la autoridad religiosa.
De otra parte nuestro párroco tuvo la interesante idea de abrir una aplicación gratuita en los programas electrónicos Android y IOS para facilitar a los fieles la búsqueda de cada uno de los centros de culto por medio de un geolocalizador, facilitando también la oración, la búsqueda de documentos religiosos o incluso la preparación de la confesión.
Lo interesante es que se trata de una iniciativa pionera que aproxima la electrónica por primera vez a la actividad religiosa y ello así ha sido reconocido incluso por la Santa Sede.
Don Luis es un sacerdote joven, elegante, culto. Catalán y muy español. Ha llegado a Benicàssim recientemente procedente de la parroquia de La Vilavella donde dejó hondas huellas que quedaron plasmadas en un hermoso libro que recoge sus homilías en aquella ciudad.
Me honro de su amistad y me enriquece charlar con él de lo divino y de lo humano. Compartimos textos y noticias de política internacional, un campo que conoce y por el que se siente atraído. Y yo, que he tratado a docenas de brillantes diplomáticos vaticanos, puedo asegurarles que no desmerecería un ápice entre ellos.
En una reciente e íntima ocasión, escuché a Don Luis, pronunciar una bella homilía, basada en la canción de Bob Dylan y Eric Clapton, ‘Knocking at heaven’s gate’ (Llamando a las puertas del cielo). Fue con ocasión del bautizo de mi nieto Rafael. La pronunció en perfecto inglés para hacerse comprender por los miembros de nuestra familia llegados de distintos puntos del mundo. Gracias Don Luis. Y bravo!
