Juan Teodoro Vidal. Químico.
Se ha clausurado en Tenerife el Festival Starmus, con la participación de importantes científicos y pioneros de la exploración e investigación astronómica, siendo su estrella principal el físico Stephen Hawking, con el telón de fondo de la música de rock. Un tema recurrente en cuanto se habla del origen del Universo y su destino es el de la aparición y el sentido de la vida inteligente. Junto con el conocimiento de las leyes físicas, la exploración del espacio tiene como objeto encontrar rastros de vida fuera de la Tierra y encontrar la forma de que la vida como la conocemos y nuestra especie incluida, pudiera sobrevivir en caso de cataclismo universal.
Siempre hay partidarios y detractores de la idea de que la vida está extendida más allá de nuestro planeta. Por un lado está la experiencia más bien frustrante de que cada una de las misiones espaciales que se han enviado a distintos cuerpos dentro del Sistema Solar no han encontrado rastro de vida: ni el la Luna, ni en Marte, ni en Venus, ni en ninguno de los demás planetas y sus lunas. Ni siquiera agua en cantidad y estado adecuado para la incubación de vida. Tampoco hay rastros de escuchas con los radiotelescopios, que apuntan a diversos lugares de nuestra galaxia, que hagan pensar en alguna emisión de radio con algún patrón que difiera del ruido de fondo del Universo, de forma que tampoco hemos tenido noticias de vida inteligente, que supuesta e inocentemente se pensó en sus momentos que emitiría sus programas de radio o de televisión, que quizá pudiéramos captar desde la Tierra.
Sumemos a ello la realidad terrícola: un planeta en el que es posible la existencia permanente de agua en sus tres estados, hielo, líquido y vapor, con un potente campo magnético que hace que se desvíen los vientos solares que hubieran ido eliminando nuestra atmósfera y el agua, con una inclinación que le permite tener estaciones, con una rotación que hace que la temperatura permanezca bastante uniforme entre el día y la noche, con una composición química en su superficie bastante neutra, con carbono, oxígeno, hidrógeno, nitrógeno y abundantes elementos pesados que permiten moléculas complejas, con una fuerza gravitatoria moderada, que asegura la fijación al suelo pero que puede resistirse con estructuras óseas sencillas, etc.
Con estas premisas cabría pensar que son muchas casualidades para que se puedan dar juntas en otra parte. Pero yo creo que el Universo es tan grande que sólo en nuestra galaxia puede haber varios planetas en los que coincidan las mismas condiciones (y hay centenares de miles de millones de galaxias, cada una con sus más de 100.000 millones de estrellas). Pienso que estamos aislados y no somos ninguna colonia de otros seres. Ese mismo razonamiento me lleva a pensar que, igual que en la Tierra, la vida pudo surgir en otros mundos aisladamente. Y nunca sabremos de ellos. Quizá con formas que jamás podríamos ni siquiera soñar...