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viernes, 22 de noviembre de 2024 | Última actualización: 11:48

La bonita historia de Rosetta y su cometa

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Juan Teodoro Vidal. Químico. 

Rosetta por fin 'conocerá' a fondo a su cometa, de nombre 67P/Churyumov-Gerasimenko (Chury para los amigos). Esto ocurre después de haberle seguido los pasos durante 10 años y recorrer 2.600.000.000 Km, desde su lanzamiento en 2004. Se ha impulsado Rosetta con pasadas cerca de La Tierra y de Marte, alrededor del Sol. Ha sorteado en su largo viaje dos asteroides o planetoides, 2867 Steins (en 2008) y 21 Lutetia (en 2010). Ha dormido, como La Bella Durmiente, durante tres años (del 2011 al 2014). Se ha despertado justo para salir al encuentro del cometa, y rondarle durante meses colocándose con una precisión asombrosa, en una órbita cercana. Ha preparado con dedicación absoluta el gran día del 12 de noviembre de 2014, en que se produjo el primer contacto 'físico' tras su 'compromiso', a 500 millones de Km de la Tierra, tan lejos, tan lejos, que las ondas de radio tardan 28 minutos en llegar.

Para formalizar la unión con su Chury, Rosetta le envió un módulo más pequeño, hijo de si misma, a modo de cósmico regalo. Ha sido casi una cita a ciegas. No se puede controlar en directo la maniobra de aproximación. Hay que esperar y comprobar si todo ha salido bien, o no. Éste módulo-robot, de nombre Philae, contiene, junto a un buen número de cámaras, sensores y analizadores, los mismos 'genes' de la observadora y aventurera Rosetta. Se hizo efectiva la promesa de compartir su suerte ya para siempre, con la de Chury. Se acercará el cometa progresivamente al Sol, mientras se despliega su cola y surgen las típicas proyecciones de materia, en todo su esplendor, junto a Rosetta, que lo observará y nos enviará detalladas imágenes y datos durante su vida útil, hasta que se pierdan los dos de nuevo en la oscuridad del espacio exterior, juntos y a la vez sólos, lejos de nuestro mundo.

Sabremos, por la 'indiscreción' de Rosetta, bastantes cosas nuevas sobre los cometas, emparentados con los cuerpos pertenecientes originariamente a la materia básica de la que se formaron los planetas, antes de que éstos fueran 'limpiando' toda su área cercana de influencia por medio de la acción gravitatoria. En Ciencia Ficción se sueña con visitar otros astros e incluso lejanas galaxias. Pero antes hemos de ser capaces de completar misiones así, no tripuladas, más económicas y minimizando el riesgo para los humanos, que nos den información de lo que hay 'ahí fuera'.

Creo que proyectos como este, que parece además un cuento hermoso o una auténtica historia de amor, nos sitúan a los humanos por encima de las miserias cotidianas, nos hacen seres más inteligentes, menos dogmáticos. En cierto modo nos hacen sentir también más vulnerables, al constatar la inmensidad del Universo. Mi más sincera enhorabuena a los científicos y técnicos que han hecho posible cumplir una vez más el sueño de transformarnos en seres cósmicos y alcanzar el límite de lo que somos capaces con nuestra inteligencia.