Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.
Ya ni siquiera es el conjunto de sus más de cien imputados por corrupción, o el desastre catastrófico de su gestión, o el gusto que han tomado por insultar a la inteligencia de los valencianos; lo que causa más indignación, más nauseas, es su permanente sometimiento, su sumisión perpetúa a lo que digan los capitostes de la calle Génova o del Gobierno del señor Rajoy. Y que al tiempo se muestren prepotentes y altaneros con los sufridos ciudadanos de esta Comunidad y se ceben con los débiles, como se ha podido ver en el repago que quieren aplicar a los dependientes. De vergüenza ajena. Y humillante.
Podríamos centrarnos en la debilidad de Alberto Fabra, que ni siquiera ha logrado ser recibido por Montoro, y que es humillado cada dos por tres por Rajoy, Cospedal y hasta por cualquier becario de Génova 13. Pero sería injusto. Y es que tenemos que poner en el mismo barco, aunque ahora quieran abandonarlo, a Rita Barberá, Alfonso Rus, Moliner, a Castedo y a Ciscar, y a todo el PP valenciano. Absolutamente a todo.
Y es que si por algo se han caracterizado los capitostes del PP valenciano, además de por pertenecer al Partido de los 100 imputados por supuesto, es por su cobardía, por intentar cada uno salvar en la medida de lo posible su trasero en las listas electorales. Todo menos plantar una oposición frontal a la infrafinanciación endémica que padecemos, a la discriminación brutal que padecemos en los Presupuestos Generales del Estado, a unas infraestructuras que ni están ni se esperan.
No es extraño que la patronal valenciana, la Asociación Valenciana de Empresarios, les haya calificado de total y absoluto desastre. Claro que en este punto no podemos obviar la pasividad, cuando no connivencia, que ha mostrado la llamada sociedad civil valenciana, y más en concreto sus fuerzas vivas empresariales, con el Partido Popular de la Comunidad Valenciana. Menos lágrimas de cocodrilo entonces. Y menos darse golpes en el pecho.
Sin duda, la próxima primavera abrirá tiempos nuevos para nuestra Comunidad, tiempos mejores. Y uno de los ejes que deben guiar esos tiempos es luchar por algo tan simple como que los valencianos seamos igual que los demás, que no seamos más pero tampoco menos. Esas serán las “noves glòries” que hay que ofrecer…a los ciudadanos de este país. Nada más. Y nada menos.