José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.
Alberto Fabra, Molt Honorable President de la Generalitat Valenciana, castellonero de pro, alcalde de la capital de la Plana durante años y previamente concejal de urbanismo, de profesión arquitecto técnico, padre de familia, llegó al Palau de la Generalitat nombrado por Génova porque no había nadie más en ese momento con arrestos para sustituir a Camps, y lo que es peor, con la cartilla de la corrupción en blanco.
Ya he dicho en alguna que otra ocasión que le ha tocado bailar con la más fea de las feas, autonomía quebrada y llena de imputados que no se querían ir e incluso amenazaban con "tirar de la manta". Este político que dicen no tiene demasiado tirón ni es ‘mitinero’ ni muy locuaz, puso en funcionamiento un planteamiento que ha seguido a rajatabla ‘las líneas rojas’, los límites que no estaba dispuesto a traspasar ni a admitir siendo presidente, los imputados en cargos públicos, el colaborar activamente para que los procesos judiciales y públicos sobre corrupción tiren adelante, y que tuvo que aguantar los lodos que generaron los tiros con pólvora de rey de su predecesor, mucho más populista y con afanes imposibles de asumir.
Muchos se sonrieron ante la ingenuidad de este President, y otros se le han opuesto claramente y sin ningún tipo de empacho, la más reciente la alcaldesa de Valencia, la del ‘caloret’.
La sorpresa fue mayor que la que generó su nombramiento cuando desde Cotino a Costa pasando por Angelica Such o tantos otros se han ido con más o menos ruido, pero se han ido.
El mensaje ha ido calando en los valencianos y su figura se ha ido poco a poco consolidando entre todos como la de quien ha puesto distancia entre corrupción, gitaneo, llevárselo crudo y su modo de actuar.
Madrid ha tardo mucho, demasiado en confirmarlo como candidato, haciendo oídos sordos a la alcaldesa de Valencia y al presidente de la Diputación a los que nunca gustó, pues aun siendo cierto lo de su falta de tirón, no es motivo suficiente.
Hemos sabido a última hora de la tarde de ayer que el comité electoral del PP ha designado como candidata a la alcaldía de Madrid a Esperanza Aguirre -sin novedad, por otra parte- pero la bomba informativa ha sido que no es el actual Presidente de la Comunidad de Madrid el candidato del PP designado, sino la delegada del Gobierno en la Comunidad, la muy conocida Cristina Cifuentes.
Es obvio que en Génova no han querido traspasar una de las líneas rojas de Fabra, la de no proponer a un cargo público que está siendo investigado a fondo por el origen de los fondos con los que de un modo interpuesto adquirió ese famoso apartamento en Málaga y de la que se deducirá una imputación, casi seguro.
La vida pública y los políticos han de hacer gala de trasparencia y vocación por lo que hacen, debidamente retribuidos y desde la ideología que representan actuar para conseguir el mejor bienestar común.