Juan Francisco Roca. Periodista deportivo.
Es una temporada muy intensa tanto para el Castellón como para el Villarreal. O lo era, porque una vez eliminados de las competiciones en las que estaban inmersos (Copa RFEF, Copa del Rey o Europa League), ahora toca centrarse en la Liga. Como el que no quiere la cosa, a estas altura de temporada castelloneros y vila-realenses suman más de cincuenta partidos a sus espaldas y aún restan unos cuantos por disputarse. En el caso de la escuadra de la capital de la Plana alguno más.
Y es que quien quiere estar en todas partes pues tiene que costear con los riesgos que ello conlleva. En el Villarreal, por ejemplo, la carga de trabajo ha sido mucha en los seis últimos meses. Marcelino García Toral tiene a la plantilla llena de boquetes. Como se descuide, para el partido del sábado en Anoeta contra la Real Sociedad tendrá hasta nueve bajas. Los futbolistas no son máquinas y si se les intenta exprimir, pues se rompen.
En el Castellón, en unas competiciones totalmente diferentes, tres cuartos de lo mismo. Con el del domingo ante el Alzira son 51 encuentros disputados, 35 de Liga y 16 de la Copa Federación. Podría acabar la temporada el conjunto de Ramón María Calderé con más de sesenta encuentros disputados. Casi nada. Afortunadamente en el plante de 22 jugadores que tienen los capitalinos las secuelas, a día de hoy, no son muchas. Tiene a dos jugadores de baja, pero no es por cuestiones físicas. Diego Carrillo está a la espera de que cicatricen los puntos que le pusieron en su pierna.
Y es que vamos de partido a partido y tiro porque me toca. Los 'orelluts' ahora tienen otra semana intensa. Este martes juegan en el campo del Cullera (partido aplazado por la Huelga del 8 de marzo pasado) y el domingo tendrán que jugar en el Camp Nou de Morvedre contra el Atlético Saguntino. Este último será un encuentro de armas tomar porque allí siempre se le ha tenido muchas ganas a los castellonenses.
