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Hospitales Nisa se ha propuesto aportar su grano de arena y conseguir una mayor concienciación a través de una serie de recomendaciones para padres y cuidadores que no deben olvidar en esta época del año.
“De forma general, los ahogamientos se incrementan en los meses de verano. Por lo que las campañas de prevención se hacen especialmente necesarias en estos momentos”, según afirma Myrtha O’Valle, coordinadora del Servicio de Neurorrehabilitación de Nisa Sevilla Aljarafe. Además, puntualiza que esta es una de las principales causas de muerte accidental en niños de entre 5 a 14 años en todo el mundo y que, como ya es conocido, mientras que la mayoría de los fallecimientos en adultos por ahogamiento se producen en aguas naturales: playas, ríos y pantanos, en los niños se producen mayoritariamente en piscinas.
Además, la doctora Carolina Colomer del Servicio de Neurorrehabilitación resalta que a estas cifras elevadísimas de víctimas, hay que añadir el número de personas que logra sobrevivir al ahogamiento y son hospitalizados con daño cerebral. Según explica la doctora: “la anoxia es la ausencia de aporte sanguíneo a los tejidos y después de más de tres minutos de duración puede causar daños cerebrales importantes. La gravedad de las lesiones provocadas dependerá del tiempo que el cerebro permanezca privado de oxígeno y de que la reducción del flujo sea total o parcial. En general, los síntomas secundarios a una lesión causada por falta de oxígeno son alteraciones del nivel de conciencia, alteraciones en las funciones cognitivas y en la movilidad. En este sentido, una prevención terciaria es fundamental dirigida al tratamiento y a la rehabilitación de los déficit que se hayan podido producir, con el objeto de mejorar al máximo la calidad de vida de los afectados”.
Las estadísticas dicen que las lesiones cerebrales en la infancia se triplican durante el periodo estival, siendo los ahogamientos una de las principales causas. El exceso de confianza y las imprudencias, son dos de los principales factores de riesgo a evitar. Por eso, los profesionales de Hospitales Nisa apuntan que la clave está en la prevención ya que, en el caso de los niños, son solo necesarios 20 cm de agua y menos de 3 minutos para que suceda una tragedia de esta índole.
Para concienciar a padres y cuidadores, el Servicio de Neurorrehabilitación de Hospitales Nisa recomienda las siguientes medidas de prevención:
1. Extremar la vigilancia en los niños en todo momento cuando estén en el agua o jugando cerca de ella, incluso aunque lleven flotadores o manguitos, y no delegar esta responsabilidad en un niño, aunque sea más mayor.
2. Explicarles a los niños las normas de seguridad. No se trata de asustarlos sino de concienciarlos y promover su prudencia.
3. Asegurarse de que la piscina cuenta con las medidas de seguridad adecuadas como socorrista o cercado perimetral para que los hijos pequeños no puedan acceder libremente.
4. Bañarse en aguas habilitadas para el baño y vigiladas. Respetar las normas de seguridad de piscinas y atracciones acuáticas y el significado de las banderas en la playa. Así como seguir las indicaciones de los socorristas.
5. Prevenir el corte de digestión. No entrar bruscamente en el agua, sobre todo después de haber tomado el sol o de haber comido.
6. Salir del agua si se advierte algún síntoma extraño: escalofríos o tiritar de forma persistente, fatiga, dolor de cabeza o en la zona de la nuca, picores, mareos, vértigos o calambres. No esperar y salir inmediatamente del agua.
7. Tener cuidado con los resbalones en bordes de las piscinas y las zonas mojadas.
8. No consumir alcohol antes del baño disminuyendo la capacidad de reacción ante un peligro y no propiciar conductas que puedan poner en riesgo nuestra salud.
9. Tener mucho cuidado con las zambullidas. No te tirarse de cabeza en lugares de fondo desconocido, ya que puede producir una lesión (con riesgo de parálisis). Las zambullidas en el agua son la causa del 6% de las lesiones medulares en España. Y tener especial cuidado con los toboganes y trampolines.
10. Por último recordar siempre una rápida actuación de primeros auxilios para realizar la reanimación cardiopulmonar puede ser clave para salvar una vida. Pide auxilio a los socorristas, a otros bañistas en su ausencia y al 112 en casos de gravedad.