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lunes, 25 de noviembre de 2024 | Última actualización: 23:18

Aprender de los malos ejemplos

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Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.

A veces las experiencias ajenas deberían de servirnos de ejemplo para no reincidir en errores ajenos.

Y como me gusta estudiar los hechos recientes ocurridos en nuestro entorno europeo en los últimos años, les explicaré a mis lectores y amigos mi opinión personal a través de lo ocurrido en Grecia, pare evitar la Helenizacion de España.

En ese país, miembro como nosotros de la Unión Europea, siempre gobernaron el PASOK (equivalente a nuestro PSOE) o la derecha (ahora Nueva Democracia, nuestro PP) desde el final de las Dictaduras Militares que acabaron con la Monarquia.

Y durante el gobierno del socialista Papandreu (hijo) Europa detectó las mil y una mentiras que se les estaban contando y pudo verificar que nada de lo que figuraba en la contabilidad estatal griega resistía un somero examen de los órganos de inspección.

Había una cantidad exagerada de funcionarios públicos en todos los destinos, no sólo de jerarcas políticos sino de todos los niveles y con salarios exagerados que no correspondían a una economía subvencionada como la griega.

La productividad había alcanzado unos mínimos lamentables y se había iniciado un proceso de prejubilaciones a los 52 años absolutamente insostenible, lo que llevó implícito en las siguientes elecciones un cambio de Gobierno, entrado Samaras  como Jefe del Gobierno en representación Nueva Democracia.

Los órganos de control  de la Unión Europea, le imponen una serie de condiciones que se negó a llevar a cabo Papandreu, y con mayor o menor acierto se van implementando esas condiciones a fin de poder seguir disponiendo de financiación europea para sobrevivir, ya que con los recursos de sus propios impuesto no llegaban a cubrir ni siquiera de lejos sus Presupuestos de Gastos Públicos.

Es decir, el mismo espectro macroeconómico que tuvo que afrontar en España Rajoy en 2012, lo había tenido que afrontar Samaras en Grecia en 2009 con todos los problemas sociales que eran inherentes a la política de austeridad y control del gasto público.

Las cosas se iban adaptando muy paulatinamente a las exigencias europeas y poco a poco la economía griega iba recuperando el pulso, a costa de unos sacrificios a los que no estaban acostumbrados los griegos después de muchos años de considerarse ricos sin serlo.

Y toda esa insatisfacción y repulsa social  trajo consigo un adelanto de las elecciones y en ese momento aparece Txiriza  con su líder indiscutible e indiscutido Tsripas  al frente, encabezando un movimiento populista basado en los movimientos comunistas y anarquistas griegos, con un programa que les prometía un estado de bienestar ficticio en base a la ausencia total de sacrificios.

Su programa era a grandes rasgos el mismo que usó Podemos en las elecciones  aquí en España hasta el punto de considerarse ellos mismos, dos partidos hermanos y homologables en dos sociedades distintas como la griega y la española.

Tsripas vino a apoyar a Pablo Iglesias en las elecciones,  como este acompañó al líder griego en Atenas en una simbiosis de intereses evidentes.

Pero la triste realidad se le presenta al griego en el momento de hacer frente a los pagos convenidos a todas las entidades con las que tenía contraídas deudas, ya fuera Banco Central Europeo o Fondo Monetario Internacional, ya que no ha podido ir pagando ni uno solo de los vencimientos, y aunque en principio los acreedores accedieron a renegociar la deuda alargando los plazos, cuando ese fenómeno se repite hasta la saciedad se dan cuenta de que la situación no solo no se soluciona, sino que se deteriora progresivamente y cada día que pasa las deudas son mayores y las posibilidades de cobro menores, sin que Tsripas ni su Ministro de Finanzas Varoufakis muevan un dedo para aumentar los impuestos, reducir las pensiones ni eliminar al excedente de un  Gasto Público irracional por la pésima estructuración de la función pública.

Ellos como el del chiste tan manido en la España de principios de este siglo, pensaban que si uno debe 10 millones a una institución financiera y no lo puede pagar, el deudor tiene un grave problema, pero que si la deuda asciende a  100.00 millones y consigue  que la deuda siga multiplicándose, el problema lo tiene el acreedor.

Y con ese criterio tan irracional como infantil siguen pensando en hacer claudicar a la Unión Europea para que les saque las castañas del fuego sin hacer ellos nada y adoptando una postura orgullosamente incomprensible en quien constantemente pide ser financiado, sin devolver ni un solo plazo en sus vencimientos.

Y para eludir sus responsabilidades, los mismos que ganaron las elecciones en base a mentiras encadenadas y prometiendo lo que sabían que no era viable de ninguna de las maneras, quieren derivar sus responsabilidades otra vez en los votantes, planificando con una sola semana de tiempo un ‘referendum consultivo’ para que los griegos decidan por ellos, si están dispuestos a sacrificarse, a recortar sus pensiones y sus salarios y a incrementar sus impuestos para mantenerse en la Unión Europea, o prefieren que quiebre el Estado Griego volviendo al dracma y a una economía de miseria.

Es decir no asumen su responsabilidad.

Siento vergüenza ajena, cuando oigo la cantidad de descalificaciones  e insultos que larga Pablo Iglesias contra el BCE y el FMI e incluso contra las instituciones europeas por exigir que Grecia cumpla con el calendario de pagos pospuesto ya varias veces.

Y tiemblo al pensar que Podemos vaya adquiriendo el poder que le ha otorgado el PSOE en tantas instituciones españolas después de las elecciones Municipales y Autonómicas, porque si la actitud de su cabeza visible ante el problema griego es esa, no quiero ni pensar donde podríamos llegar los españoles con los populistas de Podemos, solos o coaligados en el Gobierno con los socialistas.

De momento el PASOK en Grecia ha pasado de ser una alternativa del Poder a un partido residual, igual que le ocurrió al Partido Socialista en Italia hace años a manos de los comunistas, por haberse plegado a ellos tanto unos como otros.

“Cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar”.

Muy poco habrá que esperar para saber a donde han llevado Tsripas, Varoufakis y su Txiriza a Grecia, pero de momento durante esta semana los griegos sólo podrán sacar de sus cuentas bancarias 60 euros al día para atender a sus necesidades familiares durante la misma, ya que en pocos días había salido del país el equivalente a un 10 % de su PIB en euros.

Es decir que la ruina es inminente y los griegos no solo verán recortadas sus pensiones o sus salarios, sino que ni siquiera pueden disponer de sus ahorros.

Y lo peor está por llegar.

Al resto de los europeos, eso también nos va a costar dinero ya que las bolsas han caído sensiblemente a principios de la semana, pero antes o después se recuperaran y si no lo hacen entre todos asumiremos ese costo.

Pero cualquier otro Estado Europeo en apuros a partir de ahora, se andará con mucho tiento para dejar de cumplir sus compromisos del pago de sus deudas.

Esperemos no dejarles la capacidad de gestión del Estado a los equivalentes españoles de Tsripas o Txiriza, para no tener que arrepentirnos.

Y esperemos que los socialistas desanden el camino andado en ese sentido, ya que solo les llevara a su desaparición como he explicado previamente.