Javier Valls. Director de Formación y Empleo de la Cámara de Comercio de Castellón.
Este pasado miércoles, en el paraninfo de la Universidad Jaume I, Toni Nadal, al que todos conocemos como el tío de Rafa Nadal, dio una conferencia sobre gestión del talento para el alto rendimiento. Es verdad que no es un gran orador, que no tiene un lenguaje rico y fluido, pero aportó algunas ideas y perspectivas que, no por estar escuchadas, dejan de ser importantes.
Centró su discurso en sus experiencias en estos años de entrenador de una de las máximas figuras de todos los tiempos del tenis mundial. La receta parece sencilla: sinceridad, humildad, respeto, esfuerzo, sacrificio, compromiso, responsabilidad, mejora continua, ilusión, … Ahí está el talento.
Lo podemos trasladar a un campeón del mundo o a cualquiera de los niños y jóvenes actuales. Se trata de una manera de enfrentarse a la vida. Sin embargo, algunos años de experiencia en programas dirigidos a la orientación y a la formación de jóvenes, confirman que esto no es siempre así. La falta de compromiso, de seriedad, de responsabilidad, de esfuerzo, de respeto, lo palpamos cada día aquellos que estamos trabajando con jóvenes. Probablemente los menos culpables sean ellos. Siempre decimos que algo nos falla: la educación en la escuela, precisamente cuando en términos globales parece mejor que nunca, en la casa, con una sobreprotección y una tolerancia excesiva, en la sociedad en general, cuando contamos con infinidad de recursos. Y, a su vez, y a pesar de la crisis, estamos ante generaciones a las que se les brindan más oportunidades que en todas las que históricamente las han precedido.
No es un discurso nuevo, lo sé, precisamente porque aunque sea actual, también lo es atemporal. Lo mismo comentábamos hace cinco o diez años. Es una tendencia confirmada para una parte de la juventud. Y quizá esto es lo preocupante, que pase el tiempo y no evolucionemos en dotar de los valores adecuados a estos jóvenes, para que los hagan suyos interiorizándolos. La vida luego les deparará mayor o menor fortuna, pero se enfrentarán a lo que les venga, que nadie conoce, más preparados.
En el Paraninfo, había muchos jóvenes, buena parte de ellos estudiantes. Sería injusto no mencionarlos. Si estaban allí, aunque fuera solamente porque les apasiona el tenis, es un buen síntoma. Este es el jan, la otra cara de la moneda. Hicieron preguntas, la mayoría de las respuestas intuyo que no les gustaron, pero hay que saber que las preguntas no se hacen para escuchar lo que uno desea. Mejor la sinceridad que una deshonesta adulación. Como también se debe saber que las respuestas no siempre son válidas para todos, aunque quien las diga sea el tío de Nadal, sin duda, uno de los mejores entrenadores del mundo del tenis, sin el que Rafa seguramente no hubiera llegado a ser el que es.
