Los trabajos se realizarán después de la Virgen del Carmen, por lo que se mantendrán comuniones y bodas hasta esta fecha
La parroquia de Sant Pere, en el Grao de Castellón, construida durante la postguerra con la contribución de los pescadores, necesita obras urgentes de reparación del tejado y la vivienda. Los trabajos se realizarán durante este verano, después de la festividad de la Virgen del Carmen, por lo que se mantendrán las comuniones y se adelantarán las bodas hasta esa fecha. El presupuesto inicial se estima en 300.000 euros.
Esperanza Molina/Castellón Información
La parroquia de Sant Pere del Grao amenaza ruina, así se desprende de los informes técnicos realizados. Aunque durante los últimos años se han parcheado algunos deterioros y picado las humedades para que no fueran a más, es urgente reparar todo el tejado y actuar sobre las estructuras y servicios del templo parroquial y la vivienda, que forma parte del mismo edificio.
Los informes solicitados por el Obispado barajan una inversión que rondaría los 300.000 euros, cantidad que posiblemente podría recortarse algo a través del concurso de las obras, que se resolverá en los próximos meses. Pero sea como sea, la cantidad es alta, y la parroquia del Grao no sabe todavía de dónde sacará los recursos suficientes para financiarla.
La primitiva iglesia del distrito marítimo se ubicaba en lo que hoy se conoce como la plaza del Carmen. Como su ‘hermana mayor’, Santa María, fue profanada durante la Guerra civil, en 1936; y como aquella, demolida por orden municipal. No fueron buenos tiempos para Castellón, que vio como sus símbolos religiosos eran profanados, arrasados y quemados por un mal entendido sentido de la libertad de cultos.
La Iglesia del Grao guarda, por tanto una relación directa con Santa María. Ambas fueron demolidas por orden municipal. Y las dos, también, reconstruidas sobre planos del arquitecto Vicente Traver, alcalde y arquitecto municipal.
El nuevo templo, como destaca en su estudio, María Luisa Miralles Cumba, comenzó a construirse el 16 de julio de 1939 en el solar ubicado entre las calles en las calles Churruca, Monturiol y Mosén Lorenzo Cot.
Una forma de financiar las obras procedió de la acuñación de medallas conmemorativas que presentaban la imagen de San Pedro y al fecha del acontecimiento, y que fueron vendidas entre el vecindario. También se emitieron sellos de diez céntimos. Los pescadores contribuían al gasto con un gravamen sobre cada kilo de pescado. Según el mismo estudio “El estado concedió una subvención por valor de 237 000 pesetas y, con unos ingresos voluntarios de la pesca y comercios, se llegaron a sumar 197 000. Con ese capital, se realizaron los cimientos de todo el proyecto y fueron levantándose los muros de la iglesia” (Miralles Cumba, 2013).
Esta cantidad resultó insuficiente, y en varias ocasiones hubo que recurrir a todo tipo de medios para obtener financiación; parte importante en la aportación de recursos fue la Cofradía de Pescadores, que unas veces aportó lo que tenía, y otras avaló préstamos que tardaron años en poder liquidarse.
Tras innumerables penurias, el 29 de junio de 1948, festividad de Sant Pere, se bendecía el templo. Además de tener su propio lugar de culto religioso los habitantes del Grao pudieron celebrar el reconocimiento de la iglesia como parroquia del Grao y no como vicaría de Santa María. Las obras no se darían como terminadas hasta mayo de 1959, pero aún entonces faltaba el campanario y la decoración interior. El campanario se construyó finalmente en el año 2000, financiado por el Ayuntamiento y la Diputación al 50%; el coste fue de 22 millones de pesetas a las que hubo que sumar las campanas, instalación, relojes y sistema electrónico financiado por entidades por entidades privadas. Se inauguró el 20 de mayo de 2001.
El problema fundamental que afecta a la parroquia de Sant Pere se debe a la época de su construcción, las carencias del momento y la mala calidad de los materiales empleados, agravado por la utilización de arena de playa para la mezcla con el cemento.
Fuentes de la parroquia afirman, que la iglesia puede seguir abierta al culto porque no presenta peligros inmediatos de desprendimiento. Pero las obras tendrán que hacerse, y cuanto antes mejor. Las mismas fuentes señalaron que la obra ya ha salido a concurso.
Se actuará sobre diferentes puntos, fundamentalmente el tejado, que habrá de cambiarse prácticamente en su totalidad. Pero también en el cableado eléctrico y otros servicios cuya antigüedad se remonta a a la inauguración del inmueble.
El objetivo es llevarlas a cabo después de la festividad de la Virgen del Carmen, a mediados de julio. Con este planteamiento se mantendrán las comuniones y también los otros actos como bodas y servicios religiosos. Después ya no se sabe, dependerá de cuando finalicen los trabajos.