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lunes, 25 de noviembre de 2024 | Última actualización: 23:18

Altura de miras

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

En los turbulentos días que vivimos hay algunas expresiones que se repiten hasta la saciedad. Una de ella es ‘Líneas rojas’. Para el PP y Ciudadanos tales líneas son muy nobles y consisten en evitar la ruptura de España, manteniendo su unidad y liquidando toda posibilidad de convocar referendos cuyo desenlace sería fatal, cualquiera que fuera el resultado.

Para el PSOE y Podemos, la línea roja consiste en derrotar al PP y echar a la calle a Rajoy y a cualquier otro líder que se le parezca. Tal objetivo puede venir revestido de toda la palabrería y argumentación que se desee pero en el fondo la intención final es aquella.

Un segundo estribillo es el que reza ‘Acabar con el bipartidismo’. Por supuesto tal propósito proviene de los nuevos partidos que buscan colocarse junto a los dos clásicos a los que tildan de viejos. Y aunque es cierto que el PP y el PSOE han pasado de concentrar el 80% de los votos a tener poco más del 50%, el bipartidismo no ha muerto sino que se ha transformado en bipolarismo con una izquierda compuesta por el PSOE y Podemos y una derecha articulada en torno al PP y Ciudadanos.

El futuro de los dos polos y de los cuatro partidos que los integran es bastante oscuro. Sin duda el PP con sus 800.000 afiliados es la formación más fuerte pero está pasando una etapa crítica al encontrarse sin más alternativa que la de ganar por mayoría absoluta o quedarse en la oposición. Su debilidad actual se produce a pesar de que durante los últimos cuatro años su acción fue acertada y logró sacar a España del grave atolladero en que se encontraba.

Ciudadanos a su vez es un partido honrado, noble e incluso atractivo pero tiene el defecto de que se parece demasiado al PP y por lo tanto puede ser absorbido por éste con cierta facilidad. O acaso ocurra lo contrario y resulte que sea capaz de proveer de un liderazgo alternativo al PP ya que Rivera posee muchas de las virtudes que reclamaría un partido de derechas, incluida su catalanidad y su patriotismo sin mácula.

En el bloque de izquierdas, el PSOE está marcado por la impaciencia de Sánchez dispuesto a acceder al poder a cualquier precio y haciendo a los eventuales socios -comunistas, separatistas y radicales- las concesiones que reclamen. Quizá con ello consiga su poltrona y prebendas para los tres o cuatro mil fieles que le siguen. Acaso sea una victoria pírrica que en el mejor de los casos duraría unos pocos años y en el peor arruinaría a España irreparablemente.

En esta triste España nuestra, a Podemos, por desgracia, si se le ve futuro. Lo tendrá mientras el país no logre corregir su estructura económica y consiga reducir ese veintitantos por cien de paro, hasta el 8% que es la media europea. Claro que ese futuro prometedor de Podemos puede venir quebrado por la acción de la justicia al desvelarse la trama de financiación ilegal con fondos de dos perlas de países tales como Venezuela e Irán. No debemos confiar demasiado en esta acción judicial vista su inoperancia en casos tales como los ERES andaluces, los trapicheos de los tesoreros de Génova o el latrocinio catalán.

En esta hora avanzada del proceso de formación de gobierno, hay un tercer concepto que circula y es el de las ‘Secretas intenciones’ de los cuatro partidos principales. Las del PP son el legítimo deseo de completar su programa bien avanzado y aceptado por Europa durante su primer mandato, disponiendo de un segundo como lo tuvieron todos sus predecesores. En los EEUU, ser un ‘one timer’ (Presidente una sola vez), como lo fueron Carter y Bush padre, es casi un punto de deshonor.

Sánchez sabe que, o accede a la poltrona ahora o se le acaba la carrera política, de forma que va a por todas y a la desesperada. Iglesias quiere seguir el ejemplo de su buen amigo Alexis, tragarse al PSOE y reducirlo a escombros como le ocurrió al PASOK. Rivera a su vez quiere ser el gran mediador, el buen componedor confiando que ello le lleve algún día -¿incluso por qué no ahora?- a ser la tercera vía en un embrollo de apariencia insoluble.

¿Altura de miras o visión de Estado en todos estos partidos y líderes? Escasas o nulas. Acaso mas en el bloque de derechas , aunque en general no acaba de darse cuenta de que a la inmensa mayoría del pueblo español, quizá el 95%, los partidos y sus líderes les importan muy poco; lo que importa a los ciudadanos es España, su unidad, su prosperidad, el bienestar general, el acabar con el desempleo.

Si la clase política no tiene altura de miras y son incapaces de otear mucho más arriba de su ombligo, al menos hay alguien que, por definición, debe tenerlas: el Rey Felipe VI. Es lamentable que la Constitución apenas le otorgue poderes eficaces en este momento crítico para España. Un hermoso discurso por Nochebuena y otro por la Pascua Militar amen de una agenda cargada de viajes y audiencias no van a ser suficientes en estos momentos. Tampoco lo será que tras entrevistarse con los líderes de los grupos políticos, encargue formar gobierno a aquel que aritméticamente sume una mayoría suficiente aunque esté integrada por una cohorte de partidos, grupos y movimientos que podrían dañar gravemente al país.

Esta es la hora del Rey y tal como hizo su augusto padre el 23F, va a tener que asumir los riesgos calculados que exige el delicado momento en que se encuentra España.