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domingo, 24 de noviembre de 2024 | Última actualización: 18:54

Paralelismos de hoy con el 23 F de 1981

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Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.

El martes de esta semana se han cumplido exactamente 35 años de un acontecimiento de pudo cambiar radicalmente la Historia de la España Contemporánea.

Un cantidad importante de los jóvenes políticos que están presentes hoy en nuestras Instituciones del Estado, Congreso, Senado o Parlamentos Autonómicos entonces apenas eran niños o adolescentes sin preocuparse ni vivir de una forma consciente lo que ocurrió en aquellos momentos tan trascendentales.

Tres de los cuatro líderes de nuestros principales Partidos Políticos apenas tendrían diez años, por lo que carecen de elementos de juicio directos para saber cómo se cocinó aquel intento de Golpe de Estado que hizo tambalear nuestra Democracia, y probablemente por eso sus conductas y decisiones de hoy, dejen tanto que desear en mi opinión personal.

Yo diría que carecen sentido de Estado e incluso no se percatan de los riesgos innecesarios en los que están poniendo a España con sus actitudes y egoísmos jóvenes e inmaduros.

Pero para poder  explicar mejor los paralelismos entre la situación actual y lo que se vivió aquel mes de Febrero de 1981, tenemos que explicar las razones de aquellos hechos.

1) Había una situación de crisis económica muy profunda, muy similar a la actual, pero por motivo diferentes, con una inflación galopante que se solucionaba con devaluaciones de la peseta, para poder competir en los mercados internacionales exportando nuestros productos agrícolas o nuestras manufacturas industriales, generando una insatisfacción general que empezaban a explotar los Sindicatos, que a fuerza de huelgas continuadas iban debilitando nuestro entramado industrial.

2) También había unas tensiones territoriales muy acentuadas (aunque no tanto como ahora) y se reivindicaba diariamente en las Vascongadas y Cataluña la independencia por grupos violentos que trataban de llegar  a ella mediante el terrorismo ya fuera ETA primordialmente entre los vascos o Terra Lliure ( en menor medida)  entre los catalanes, de forma que los dos detonantes de aquella situación persisten, por no haber sabido solucionar el segundo de una vez por todas después de aquel incidente y porque los períodos de crisis económica, se suelen repetir cíclicamente cada  década aproximadamente y a la crisis del petróleo de los años setenta le siguió la crisis industrial de los ochenta agravada en España, por las turbulencias propias del paso de una Dictadura a una incipiente Democracia.

3) Si a esas dos conocidas causas, añadimos que la estructura militar franquista se había mantenido en gran parte, entenderemos que a muchos de los militares de alta graduación educados y formados a partir de 1936, les resultaba muy difícil aceptar aquella situación caótica que se vivía en determinados momentos y especialmente las Fuerzas del Orden se habían convertido en el blanco preferido de los terroristas que  les asesinaban de una manera terrible y por todos los medios imaginables, desde insignificantes músicos militares a Generales y Policías tanto nacionales como locales.

Por lo tanto el Golpe de Estado, no se podía justificar pero si se podía entender.

Recuerdo perfectamente, que aquel 23 de Febrero yo estaba en Yakarta, en el Hotel Sari Pacific, a escasos 500 metros del Consulado Español en Jalan Thamrim y al despertar el día 24 y ver en la Televisión Local imágenes del Teniente Coronel Tejero en el Congreso, lo primero que hice fue acercarme al consulado a indagar lo que había ocurrido y la primera respuesta que me dio uno de los funcionarios de allí fue que el Ejercito se había hartado del caos en que los políticos estaban sumiendo a España y aprovechando que había un Pleno (creo recordar que para investir a Calvo Sotelo, pero no estoy seguro) habían irrumpido en las Cortes, y se estaba esperando la llegada de un militar de alta graduación para hacerse cargo del Gobierno.

Era un sentir muy generalizado entre los españoles en aquellos momentos, por raro que suene ahora a muchos jóvenes.

Y afortunadamente para todos, surgió la figura del hoy denostado Rey Emérito don Juan Carlos I para reconducir una situación muy complicada, con pulso firme, y que le sirvió de aval para ganarse la confianza de casi todos los españoles durante más de treinta años, hasta su declive posterior.

En este momento la situación también la están complicando entre unos y otros.

Una corrupción indudable en el PP, invalida en la opinión de mucha gente la voluntad popular de los españoles, que han votado a Rajoy en mayoría minoritaria.

El egoísmo personal de un Pedro Sánchez que ha sacado los peores resultados históricos del PSOE y que en Madrid, donde él era cabeza de lista solo pudo ser cuarto, detrás del PP, Podemos y Ciudadanos, en un alarde de desprecio democrático, en vez de dimitir en el primer momento por su fracaso personal, se empeña en catalizar a su alrededor voluntades tan dispares y disparatadas como las de los antisistema de Podemos, y las de independentistas catalanes y vascos que siguen empeñados en destruir la unidad de España, para poder ser investido Presidente de un Gobierno destinado a ser ‘flor de un día’.

Y entre Pinto y Valdemoro un Albert Rivera, que igual puede servir para un roto que para un descosido, pero ni en un caso ni en el otro puede ser suficiente para la Gobernabilidad del Estado y parece no desear nuevas elecciones.

Y entre todos van a poner en una posición complicada al joven Monarca Felipe VI (de momento ya ha pasado por un mal momento) que hasta es posible que se saque “un as de la manga” para solucionar esta inconcebible algarabía, que en un cualquier democracia europea moderna se habría solucionado de un plumazo con buena voluntad por parte de los responsables políticos y aquí se esta eternizando gracias a la irresponsabilidad de algunos, que piensan en ellos demasiado, y demasiado poco en España.

Y por eso he querido hacer esta reflexión, por si sirve de algo.