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El proyecto de investigación iniciado por el grupo ANTIQUA, del Área de Historia Antigua y Arqueología de la Universitat Jaume I, junto con el Museo Arqueológico de Burriana para conocer el origen del ídolo eneolítico de Artana ha sacado a la luz, en su primera semana de trabajo, un yacimiento musulmán desconocido en esta localidad castellonense.
El estudio en el que participan diversos miembros del profesorado, colaboradores y estudiantado tiene como finalidad depurar la documentación inédita descubierta en 2012 que ponía en duda los datos conocidos hasta ese momento sobre el origen de una de las piezas más importantes de la prehistoria castellonense y realizar un detallado análisis de la pieza.
Las muestras cerámicas tomadas en el yacimiento indican, a falta de profundizar en el estudio de las mismas, que se podría tratar de un pequeño asentamiento de los siglos X a XII desconocido hasta el momento. Estaría estructurado alrededor de una torre de vigilancia (completamente arrasada a mediados del siglo XX) situada en la partida de la Torreta.
El equipo de investigación facilitará toda la información a la Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deporte, así como al Ayuntamiento de Artana, para que se tomen las medidas oportunas para proteger el yacimiento. Desde el punto de punto de vista científico el hallazgo abre interesantes y novedosas perspectivas para el estudio del ídolo ya que éste fue encontrado hace más de un centenar de años en ese lugar.
El conocido como ídolo eneolítico de Artana es una de las piezas más singulares de los fondos prehistóricos del Museo Arqueológico de Burriana y por sus características es un elemento histórico patrimonial de gran relevancia en la Comunidad Valenciana. Se trata de una escultura que representa muy esquemáticamente una figura humana elaborada en piedra calcárea con unos 52 cm de altura. Fue identificada tradicionalmente como un ídolo eneolítico, con una cronología provisional de la primera mitad del III milenio a. C.
La bibliografía hace referencia a que se encontró en 1920 en Artana, sin embargo desde su hallazgo surgieron dudas sobre el lugar concreto donde este se produjo, y los investigadores también mantienen reservas sobre su función y adscripción cronológica. La documentación descubierta en 2012 abrió las puertas a un concienzudo trabajo científico para intentar arrojar luz sobre la situación y el resultado permitirá elaborar una nueva interpretación de la escultura con mayor aportación de datos científicos.