Las jornadas académicas revelan que Benedicto XIII fue un hombre singular con “una mente privilegiada” que vivió hasta los 95 años
La Asociación ‘Amics del Papa Luna’ ha vuelto a solicitar que se retire la ex comunión que pesa sobre Benedicto XIII, el sumo pontífice de la Iglesia, en Peñíscola durante el siglo XV. Uno de los hombres más singulares de la historia internacional, cuya figura ha sido objeto de unas jornadas académicas conmemorativas del VI centenario de la muerte de Benedicto XIII. Un personaje singular que vivió hasta los 95 años, precursor del imperio español.”
A finales del mes de enero veía la luz un nuevo libro, escrito por Javier Más, que analizaba la figura del sumo pontífice Benedicto XIII, más conocido como el ‘Papa Luna’, elegido antes de que se produjera el Cisma de Occidente, que llegó a mantener en lo más alto de la iglesia hasta a 3 papas diferentes.
Un libro que volvía a traer a la actualidad la figura de un personaje muy singular, con referencia internacional, y que llegó a tramar y poner los cimientos del gran sueño templario para crear el gran imperio de occidente.
No ha sido el único que ha investigado y que reivindica la memoria de aquel gran Papa ninguneado por la historia. De hecho, hay una asociación, la de ‘Amics del Papa Luna’ que lleva años de trabajo para desentrañar aquella historia fundamental en la evolución e Europa; pero sobre todo, para exigir el reconocimiento negado durante siglos a quien fue la primera cabeza de la Iglesia, generó un marco territorial con influencia mundial desde su castillo de Peñíscola, sobrevivió a las tramas políticas, los intentos de envenenamiento, y vivió con la máxima lucidez hasta la avanzada edad de 95 años (algo casi inédito en su tiempo), mientras veía morir, uno a uno a sus peores enemigos.
Cuando se cumple el VI Centenario de la muerte de Benecito XIII, la Diputación de Castellón, con el apoyo de los ayuntamientos de Peñíscola e Illueca, ha celebrado las jornadas académicas conmemorativas del VI Centenario de la muerte de Benedicto XIII, en las que se han aportado además datos nuevos sobre el constructor templario del castillo de Peñíscola.
Las jornadas se han celebrado este fin de semana en la que fue sede papal de Benedicto XIII con valiosas aportaciones de una élite de expertos en el personaje y en la época.
El cráneo del Papa Luna
El doctor Salvador Baena, especialista en medicina forense, que se ha hecho eco de pautas de comportamiento del pontífice en base a las últimas investigaciones del cráneo expuesto actualmente en una exposición del Museo Alma Mater de Zaragoza.
Según el doctor Salvador Baena, los escáneres de última generación del cráneo han revelado, sin ningún género de dudas, que el Papa Luna era diestro y, a tenor de los estudios obtenidos del córtex prefrontal, murió a la edad de 95 años con toda su ‘reserva cognitiva’, es decir, que mantuvo su inteligencia y lucidez hasta el final, por lo que "tenía una mente privilegiada".
Constructor templario
El catedrático en Historia del Arte Josep Antoni i Pitarch desveló, por su parte, el contenido de documentos antiguos, que demuestran fehacientemente quién fue el constructor templario del castillo y su procedencia. Al respecto, el catedrático ha revelado que Ramón Pons el arquitecto templario que, venido de tierras del Rosellón, fue la persona designada para construir la gran fortaleza de Peñíscola.
Todas las ponencias se publicarán en unas actas por parte del Servicio de Publicaciones de la Diputación Provincial, área incluida en el departamento de Cultura que gestiona la diputada Ruth Sanz.
Derogar la excomunión
Las jornadas han contado también con su parte reivindicativa, con la solicitud de que sea derogada la excomunión de Benedicto XIII. En palabras de J. Bautista Simó, presidente de la Asociación Amics del Papa Luna, “no hay persona que encuentre en Benedicto un error en sus planteamientos jurídicos ni en sus comportamientos: debería ser retirada la excomunión; era un buen católico”.
Reproducción culinaria
El broche de oro fue una reproducción culinaria de la época a cargo de la prestigiosa cocinera Carmen Guillemot que se pudo degustar en las antiguas cocinas del edificio medieval. Guillemot se basó en un equipo de asesores históricos, llegados recientemente de los Archivos Secretos Vaticanos, para elaborar los platos medievales que se servían en la mesa de Pedro de Luna y sus ilustres allegados.
“El personaje merece la pena”, ha sintetizado Ester Forner, directora del Castillo y coordinadora de unas jornadas que han contado con el apoyo y financiación de la Diputación de Castellón.