Vestida de rojo, Marco intervino durante una hora para indicar que se “podemos hacer que se crea que podemos”
Amparo Marco se presentó esta tarde como candidata por el PSPV-PSOE a la alcaldía de Castellón. En un Teatre del Raval lleno a reventar, Marco, vestida de rojo, intervino sola en el escenario durante casi una hora, para expresar, entre otros mensajes, que: “podemos hacer que se crea que podemos”; que “un Castellón, aconfesional, debe tener un Ayuntamiento aconfesional”, y que aunque velará por la igualdad, en tema de corrupción “no todos somos iguales”. El secretario general del Psoe en la Comunitat Valenciana, Ximo Puig arropó a la candidata, y levantó al público con su intervención.
Esperanza Molina/Castellón Información
Aunque ya lleva meses haciendo campaña, Amparo Marco presentaba esta noche oficialmente su candidatura a la alcaldía de Castelllón, en un acto celebrado en el Teatro del Raval de Castellón.
El teatro estaba a reventar. Público repartido en las dos plantas, en la entrada o antesala, y hasta en la calle (los fumadores).
Y entre ese público, asociaciones vecinales, culturales, empresariales, y representantes de los círculos más diversos, invitados expresamente por el Psoe para la ocasión.
Y por supuesto, los militantes, afiliados de Castellón, alcaldes de del Psoe de los otros municipios, y los candidatos a las alcaldías de Valencia y Alicante, encabezados por el candidato a la presidencia de la Generalitat Valenciana por el Psoe, Ximo Puig.
El formato elegido fue un tanto especial. Primero una actuación de chelo, (francamente extraordinaria); y luego, un mensaje, a modo de informativo de radio que daba la noticia: Amparo Marco ganadora. Pero eso sí, con un error monumental en la hora, 20:45 AM…. Esa hora no existe. O son las 20:45 sin más, o son las 08:45 PM (Post Meridium)
Y es que cuando se cuidan los detalles, el más tonto despiste pasa factura.
Cabe imaginar ahora el teatro lleno, a oscuras, el escenario vacío, con una pancarta trasera que remarcaba el nombre de la candidata… y Amparo Marco, vestida integralmente de rojo, como una ‘caperucita’ y acogida con aplausos por los asistentes.
La candidata se paseó de una esquina a otra del escenario durante casi una hora, sola, bueno no, acompañada por la intérprete gestual para transmitir su mensaje.
Amparo Marco intentó demostrar que era castellonera ‘de soca’ para lo cual estuvo 20 minutos hablando de su vida, de donde nació, donde, su bachillerato, donde su carrera, sus tíos padres y abuelos… de cuando se casó, y de quien la impulsó a hacer política, Ximo Puig.
Mientras contaba toda su vida, iba señalando nombres conocidos, importantes en su partido…
Y luego pasó a los tópicos. Adornó su relato en solitario como la emisión de algunas entrevistas en las que se denunciaba la emigración juvenil, la desigualdad social…
Y en su intervención, arropado por una serie de notas escritas, iba repitiendo sus tópicos, frases y mensajes…
Sinceramente, estaba guapísima. Rubia, con sus grandes ojos azules, de rojo, a modo de caperucita roja que decía plantada sola ante el público: “Aquí estoy, venir a por mí si podéis”.
Hubo, como no, frases sonadas como aquella que decía “Se puede. Podemos hacer creer que se puede”. Pero también afirmaciones más polémicas, que posiblemente algunos de sus compañeros se hubieran guardado en el bolsillo. Como: “En un estado aconfesional debe haber un Ayuntamiento aconfesional”. Otras, muy repetidas, ideales para un mitin a los tuyos, pero no para un discurso de presentación a toda la sociedad: “mis zapatos serán los coches oficiales”.
Pero lo que se dice propuestas… ni una.
Era ella sola, Amparo Marco, la que se dirigió a un público tan diferente como si hablara para una de sus clases en la universidad…
Y a su favor, la intención, conseguida, de no citar a ningún partido político, ni siquiera al PP, porque dijo, es preciso acabar con la política de descrédito y del “y tú más”.
Los suyos quedaron encantados, tanto o más como ya lo estaban antes del acto. Los otros, de diferentes procedencias, escucharon, sonrieron, le estrecharon la mano y asintieron con la cabeza, para comentar luego, aparte, y entre los suyos las impresiones personales de este evento.
Quizá el problema fue no saber medir los tiempos. La hora se hizo muy larga, y lo que se podía haber expresado en 20 minutos se alargó demasiado.
Se vino arriba al final de su discurso, pero entonces ya no se sabía muy bien si aquello era un mitin o una presentación en sociedad subida de tono.
Tras Amparo Marco tomó la palabra Ximo Puig. Experto en campañas, mítines y todo tipo de eventos, Ximo Puig llenó por si solo el escenario y supo dirigirse a los diferentes públicos de la sala. No fue largo, lo justo. No se paseó por el escenario, ocupó su lugar y directamente centró la atención sobre él. No se anduvo por los laureles. Vino a decir que el teatro del Raval era el símbolo de toda la política cultural que realizaron los socialistas. Que ya ha pasado demasiado tiempo sin una renovación y explicó los por qués de su candidatura y alguna de sus propuestas de gobierno.
Y se acabó. Lo único que quedo por saber es el final del cuento. Si caperucita se come al lobo. Y en todo caso, quien es el lobo y cuantos lobos hay en su camino a la alcaldía de Castellón.