Noticias Castellón
lunes, 25 de noviembre de 2024 | Última actualización: 23:18

Apertura del Año Jubilar diocesano

Tiempo de Lectura: 2 minutos, 34 segundos

Noticias Relacionadas

Casimiro López Llorente. Obispo de Segorbe-Castellón

La Diócesis de Segorbe-Castellón se dispone a inaugurar un Año Jubilar para conmemorar el 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe, y, con ello, el origen de nuestra Iglesia diocesana. La apertura tendrá lugar el próximo martes, día 12 abril, fecha de la Bula por la que Inocencio IV creaba en 1247 dicha sede episcopal. Lo haremos con la celebración de la Misa Crismal en la Catedral de Segorbe, iglesia Madre de la Iglesia diocesana donde está la sede o cátedra episcopal. Es providencial poder unir la Misa Crismal y la Apertura del Jubileo por el profundo significado que tiene esta Misa en la Catedral para nuestra Iglesia diocesana.

La Iglesia diocesana, en efecto, vive de la Palabra de Dios, de la Eucaristía y del resto de los sacramentos. En esta Misa está representada toda la Iglesia diocesana en su variedad de vocaciones, carismas y ministerios; es su manifestación principal. La preside el Obispo, su Pastor, en nombre y representación de Jesucristo, el buen Pastor; concelebran los sacerdotes, asisten los diáconos y participan el resto de los fieles. La Iglesia diocesana se reúne así en torno a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, de las que se alimenta sin cesar, para consagrar el Crisma –de ahí el nombre de la Misa- .y bendecir los óleos de los catecúmenos y de los enfermos.

Con el Crisma, óleo perfumado, son ungidos quienes reciben los sacramentos del bautismo, la confirmación y el orden sacerdotal; el óleo de los catecúmenos se usa en el sacramento del bautismo y el de los enfermos en el sacramento de la unción de los bautizados que sufren grave enfermedad o son de edad avanzada. El Crisma representa al Espíritu Santo que es como el alma de la Iglesia y habita en el corazón de los bautizados: somos templos del Espíritu Santo, llamados a ser piedras vivas de su templo, la Iglesia diocesana, para ser morada de Dios entre los hombres; es decir, un ‘templo de piedras vivas’, que, por su santidad, sea anuncio y presencia del amor de Dios y de su salvación entre los hombres y mujeres de esta tierra.

El Jubileo es un Año de gracia de Dios que nos recuerda la acción de Dios en medio de nosotros. Por el bautismo fuimos incorporados a la familia de los hijos e hijas de Dios, a esta iglesia diocesana. El Jubileo es una fuerte llamada a crecer en comunión eclesial, con Dios y con los hermanos, para salir juntos a la misión de anunciar a Cristo a todas las gentes. Con gozo daremos gracias a Dios por el don de nuestra Iglesia diocesana y con humildad le pediremos el don de nuestra conversión y renovación espiritual, personal y comunitaria, y la conversión pastoral y misionera. Juntos formamos esta Iglesia que Dios ha puesto como levadura de Evangelio en esta tierra.