Los perros han vuelto a señalar el lugar donde se encuentra el cuerpo en una montaña de residuos de 10 metros de alto
Los perros de la unidad especializada de la Guardia Civil han vuelto a señalar la zona donde se encontraría el cuerpo del estibador desaparecido en el accidente del Nazmiye Ana. El marinero estaría sepultado en una montaña de 10 metros de altura, bajo el mar, donde los materiales cerámicos se han convertido en 'arenas movedizas' en las que se hunden los buzos cuando se apoyan, y cada movimiento enturbia el agua e impide la visibilidad.
Esperanza Molina/ Castellón Información
Los perros entrenados en la unidad especializada de la Guardia Civil han vuelto a señalar, desde la superficie, la zona donde, previsiblemente se encuentra el cuerpo del estibador desaparecido.
Pero eso no es suficiente para poder avanzar con una mayor rapidez en su recuperación.
Fuentes de la empresa contratada por las aseguradoras señalan que, tal como se sospechaba, el lugar indicado por los canes, se encuentra debajo del espacio que ocupaba el casco del buque Nazmiye Ana cuando volcó el pasado 28 de mayo. Por esta razón, se optó por desplazar el casco, para poder trabajar en este punto concreto.
El problema es que, cuando el barco volcó gran parte de la carga cayó al fondo del mar sin orden ni concierto. Y no son solo los contenedores, sino las sacas de materiales cerámicos para fritas, cuyo contenido también se acumula en el fondo del mar.
Una carga, entre contenedores y ‘sacas’, que llenarían hasta 200 camiones y que forman una montaña de hasta 10 metros de altura bajo el mar.
La superficie que ocupan los restos del barco volcado bajo el agua delimitaría un rectángulo de 60 por 70 metros de longitud, con una anchura de 10 por 15 metros. Un área marcada y delimitada por la barrera de seguridad anticontaminación.
Aunque sacar los contenedores resulta muy trabajoso porque hay que encontrar la forma de sujetarlos con seguridad para poderlos izar a la superficie, lo peor son ‘las arenas’ de las sacas. Conocidas en el ámbito cerámico como ‘big-bag’, contienen elementos que utilizan en la fabricación de los productos, yesos, triturados cerámicos, pastas o arcillas. Elementos que convierten el área de prospección en una trampa mortal si no se avanza muy poco a poco. “Los buzos, cuando la pisan, se hunden en ellas”, destacaban las mismas fuentes. Son algo así como arenas movedizas donde no se pueden apoyar los buzos por el riesgo de ser engullidos bajo esta montaña.
Y además, cuando se mueven, en las labores de se realizan para su extracción, las partículas minerales enturbian toda la visibilidad bajo el mar.
Así las cosas, las mismas grúas del puerto, operadas por los estibadores, también intentan cargar desde el fondo parte del material para descargarlo en tierra, pero todo ello con infinito cuidado.
El servicio de la Guardia Civil inspecciona toda la operación. Se sumergen y toman nota de cuanto sucede, tanto cuando empiezan las maniobras como cuando acaba el operativo. Siempre atentos a una señal que pueda descubrir donde se encuentra el cuerpo de David, el estibador desaparecido.
¿Cuánto puede costar extraer todo este material del fondo para localizar los restos del estibador? La pregunta siempre se repite y la respuesta también es siempre la misma.
Porque todos, desde los estibadores, compañeros de David, como la empresa contratada y el resto de la comunidad quieren dar con el cuerpo, por lo menos para que la familia pueda descansar en una angustia que se alarga día tras día.
De forma paralela, la empresa Ardentia trabaja ya sobre el casco del Nazmiye Ana, que se desplazó paralelamente hacia el extremo del muelle del Centenario, para establecer los anclajes desde los cuales intentarán subirlo hasta el muelle.
“Son operaciones muy delicadas y una labor de ingeniería muy compleja”. Son los puntos de donde tirarán las grúas para poder izar el casco, pero no caben errores.
De esta forma, mientras se montan las grúas sobre el lecho preparado del muelle, cada pletina y cada anclaje soldado en el casco se comprueba una y mil veces. “El punto tiene que ser exacto”. “Y aún así, antes de que se realice la operación se realizan muchas simulaciones para evitar que esta maniobra de rescate sea fallida y pueda generar peligro sobre las personas que trabajan en ello”.
¿Una semana? ¿15 días? No se pueden fijar plazos en una operación tan delicada.
Posiblemente se podían haber planteado otras propuestas para rescatar el barco, pero el mayor inconveniente y el quebradero de cabeza más grande que se han planteado todos cuantos intervienen en esta operación, es que había que localizar cuanto antes el cuerpo del estibador desaparecido. Eso marcará un antes y un después en toda esta operación.
Y mientras la familia espera… “Pero no podemos ir más deprisa, también está en juego la seguridad de quienes intervienen en la operación de salvamento”.