Cristina Fernández. Portavoz de Cs Diputación Castellón y coordinadora provincial
La eterna crisis en la que vive el sector cultural en nuestro país no puede empañar la celebración, un año más, del Día Mundial del Libro. Cada 23 de abril nosotros, los lectores, nos unimos para celebrar la magia de leer y rendir el merecido homenaje a un sector que engloba escritores, editores y librerías. Porque no hay que olvidarlo, la lectura es una de las grandes conquistas de la humanidad, pero también una industria que da empleo a cientos de miles de ciudadanos. Aunque los datos varían a diario, en España existen cerca de 3.556 librerías, sin contar aquellas que están integradas en franquicias o grandes cadenas.
Son muchas menos de las que existían en los tiempos de bonanza, pero si hay un sector en el que se ceban especialmente las crisis...ése es la cultura. El desplome de ventas y el cierre de cientos de librerías, a razón de una por día según CEGAL, nos habla a las claras del drama al que nos enfrentamos. Especialmente acentuado en un país en el que se lee poco, muy poco. Según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros los índices de lectura en España siguen mejorando, aunque muy lejos de los datos de otros países vecinos.
El porcentaje de personas lectoras de libros alcanza el 68,5 % de la población y el 62,2 % de los españoles mayores de catorce años lee libros en su tiempo libre. Es decir, hay un 38 % de la población que continúa sin leer libros en su tiempo libre. Un dato demoledor. Porque una sociedad que lee es una sociedad que ejercita su condición más valiosa: la capacidad de pensar.
Leer es un placer y un cheque en blanco para adquirir toda clase de conocimientos, pero también una invitación a pensar, a cuestionar, a ser mejores ciudadanos y más libres. Por eso la educación en valores lectores es tan importante. Porque, como decía la canción, todo está en los libros. Castellón es tierra de fieles lectores y de grandes escritores. Estamos viviendo un boom de la novela castellonense como nunca antes habíamos conocido y ya es habitual encontrar autores locales en las mejores editoriales nacionales.
De Santiago Posteguillo a Rosario Raro, pasando por Eloy Moreno, Yolanda Quiralte, Julio César Cano, Julio Nadal, Pere Cervantes o nuestras 12 plumas negras...las letras provinciales gozan de una salud estupenda, tanto en castellano como en valenciano, porque nos sirven para mantener vivas las lenguas de nuestra tierra. Una labor que no sería posible sin un servicio bibliotecario sobresaliente en la mayor parte de nuestras poblaciones. Siempre he pensado que garantizar el acceso y la promoción de la lectura es uno de los mejores regalos que los dirigentes políticos podemos hacer a las futuras generaciones.
Sin libros no hay cultura y, sin cultura, no hay nada. Por eso hoy es nuestro día y el de todos los eslabones de una cadena que comienza en la infancia y nos acompaña el resto de nuestra vida. Hasta el infinito y más allá.