Enrique Domínguez. Economista.
El pasado 22 de enero Castellón de la Plana entró a formar parte del reducido grupo de ciudades con estación de alta velocidad; digo de alta velocidad y no AVE, porque Castelló de la Plana es la única de las veintisiete ciudades a la que la alta velocidad no llega por una vía específica. Como todos ustedes saben, llega por una vía de ancho ibérico a la que se ha adaptado un tercer hilo que permite su ancho internacional. Yo prefiero decir que lo que ha llegado a la capital castellonense es un sucedáneo de la alta velocidad real; por eso, sin ironía, la llamo avecilla y no AVE.
Pero, parece ser que vamos a tener AVE entre Castelló y València; así se desprende de la adjudicación que el Ministerio de Fomento ha hecho a finales de febrero para la redacción del estudio informativo de una nueva línea exclusiva para el AVE entre ambas ciudades.
Uno podría pensar que, por fin, el Gobierno central se da cuenta de la importancia del eje mediterráneo y reconoce como ciertos los esfuerzos de los empresarios, de entidades y de lobbys que, desde hace bastante tiempo vienen reclamando la plasmación de inversiones en este eje declarado como prioritario por la UE.
Estamos hablando de un nuevo trazado exclusivo de 62 kilómetros entre València y Castelló en los que, en su momento, podrán alcanzarse los 350 kilómetros por hora. Habría que decir que esa velocidad solo será posible, según los expertos, en 42 kilómetros ya que se precisan diez para alcanzarla y otros diez para reducirla y parar. Sin embargo, en la información facilitada no se dice nada del túnel necesario a realizar en València ni si la estación de Castelló sufrirá o no algún cambio.
Los políticos del partido del Gobierno en Castelló aseguran que “la adjudicación del estudio informativo del tramo de alta velocidad entre Valencia y Castellón pone de relieve el firme compromiso del Gobierno de España con nuestra provincia”.
Se podría pensar que este es un primer paso para poner en marcha las inversiones que necesita el Corredor del Mediterráneo. A esta inversión, y en la misma provincia de Castelló, le falta la que abarca el trayecto desde la capital hasta Vinaròs y luego hasta Tarragona. Curiosamente, Fomento considera que el trazado previsto para ese trayecto (doble vía de ancho internacional) es suficiente dado el grado de uso existente en el mismo.
El tráfico será de uso exclusivo hasta Castelló de la Plana en AVE pero lo será compartido con los demás tráficos hasta Tarragona. Ello es desconocer, mejor dicho, no querer creer en el potencial que el eje mediterráneo supone. Mientras tanto, se está invirtiendo en otras zonas con vías exclusivas de AVE en las que predomina la rentabilidad social sobre la económica y aquí, donde la rentabilidad es más económica que social, no se busca la eficiencia.
Con la anterior afirmación de los políticos del Gobierno, da la impresión que la provincia de Castelló va desde Almenara a la capital y que desde ésta hasta Vinaròs no existe. Porque las personas que vengan a la provincia a conocer sus encantos (si estos se saben dar a conocer) tendrán que utilizar otros medios de transporte (ferroviarios o no) para llegar a sus destinos.
Quien quiera creerse que Castelló de la Plana tendrá cuatro vías de acceso de la alta velocidad en su momento, que se lo crea; será también la única ciudad española con ese número de vías. Pero, ¿será eso bueno para la economía provincial y regional? ¿Por qué no se piensan las inversiones en infraestructuras teniendo en cuenta las necesidades a medio plazo y no con la visión del político de turno? ¿Qué opinan ustedes?