Enrique Domínguez. Economista
La inflación ha venido y, en este caso, todos sabemos cómo ha sido. Todos, ciudadanos y actividad económica, estamos sufriendo los efectos de la subida del precio de la energía, de la luz eléctrica y del gas. Y el porqué de la subida también es conocido: la forma en que se determina el precio de la luz en España y los factores sociopolíticos en torno a la producción y distribución del gas, en particular el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania, el gaseoducto alemán y la guerra larvada entre Argelia y Marruecos que ha cerrado el gaseoducto para atravesaba Marruecos y que suministraba la parte más relevante de gas a España.
Hasta que estos hechos no se han plasmado en variaciones no ya diarias, sino horarias, en el precio de la luz en el escalón mayorista y con los vaivenes en el precio del gas que han ocasionado las tensiones políticas y las exportaciones de USA de gases licuados, no nos hemos dado cuenta de su relevancia. Su incidencia en las familias y en los costes energéticos de las empresas han dado pie, junto a los problemas de abastecimiento a nivel internacional de diferentes productos, a incrementos en los costes de producción y a una subida clara del IPC que los estudiosos consideraban coyuntural pero que va a durar, al menos eso parece, más meses de los esperados.
En el caso del gas, Castelló es la segunda provincia española con mayor consumo y, lógicamente, lo es por el sector cerámico. Estos incrementos le afectan muy negativamente a su estructura de costes junto a los derechos relativos al CO2. Es un sector con un muy elevado nivel de calidad pero que está vendiendo a precios internacionales bastante por debajo de su principal competidor, Italia. Y esta circunstancia puede ser un gran hándicap si añadimos que toda la tecnología in jet se está vendiendo a sus principales competidores internacionales.
Pero vayamos a los datos y, en particular, al análisis de los comportamientos seguidos por el IPC en Castelló frente a lo acaecido en la Comunitat Valenciana (CV) y en España; a los aspectos diferenciales.
Es importante tener en cuenta que, si el índice general en 2021 ha subido un 6,5% en España, la inflación subyacente, que no tiene en cuenta los productos no elaborados y la energía, ha ascendido un 2,1%; en la Unión Monetaria el índice general se sitúa en el 5,0% y en el 2,5% el de la subyacente y en USA en el 7,0% y el 5%, respectivamente. Mientras en Estados Unidos la Reserva Federal ya tiene planes para subir los tipos de interés en tres momentos, el Banco Central Europeo no se lo plantea y seguirá adquiriendo, pero menos, la deuda pactada con los estados.
Pero es importante señalar que cada vez son más los expertos que piensan que lo que parecía ser coyuntural se alargará más sin poder saber con certeza hasta cuándo. Solucionar los problemas políticos en torno al gas y los económicos alrededor de la energía eléctrica no es nada fácil.
Volvamos a los datos: Mientras en España el índice general ha subido en 2021, como decía, el 6,5% en la CV lo ha hecho en un 6,8% y en Castelló en el 7,3%. Los grupos de productos, 12 según la clasificación internacional de consumo en la UE, en los que se ha apreciado un incremento superior en su índice han sido los de “vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles” y “transporte” y en Castelló el índice de ambos grupos ha sido superior al de las otras dos áreas. También ha sido mayor en la provincia el tercer índice en relevancia, el de “alimentos y bebidas no alcohólicas”.
Si desagregamos al nivel de subgrupos (43) se constata, sin embargo, que el subgrupo de “electricidad, gas y otros combustibles” ha subido algo más en la CV (el 59,6%) que en Castelló (el 58,9%) y España (el 54,8%). En cambio, el subgrupo de “utilización de vehículos personales”, los combustibles, han crecido lo mismo en Castelló y la CV (el 14,4%) y un poco más, (el 14,6%), en España. Por el contrario, el subgrupo de “bebidas no alcohólicas” ha ascendido más en la provincia (el 10,8%) que en la CV (el 7,3%) y en España (el 7,2%).
Y también suben más en Castelló, entre otros, el índice relativo a los subgrupos de alimentos, de muebles y accesorios, alfombras y otros revestimientos de suelos, de los servicios hospitalarios, sobre todo, y al subgrupo de otros grandes bienes duraderos para ocio y cultura.
Es justo señalar que en 2021 se han dado descensos en algunos subgrupos de productos en Castelló, tales como los equipos de telefonía y fax, los productos, aparatos y equipos médicos, los artículos textiles para el hogar y el calzado y sus reparaciones. Y ningún subgrupo más.
Y lo preocupante para este año es el efecto que esa elevada tasa de inflación pueda tener en los salarios y en la negociación de los convenios, si tenemos en cuenta que la subida en los convenios firmados en 2021 en Castelló ha sido del 1,34%, del 1,52% en la CV y del 1,47% en España; además está a la vuelta de la esquina la subida del salario mínimo interprofesional y, en otro orden de cosas, hay que insistir en que seguimos siendo el país de la UE con mayor tasa de paro juvenil.
Se han producido ya traslados de las subidas en los precios de la energía en bastantes sectores al precio de venta y es difícil pensar que vayan a eliminarse esas subidas si se solucionan a la baja los precios de la energía eléctrica y del gas. Por tanto, la recuperación de la economía tiene otro palo entre las ruedas, además de la ómicron.
2022 se plantea con bastantes interrogantes e incertidumbres que, seguramente, darán lugar a crecimientos inferiores a los pronosticados, crecimientos ayudados por la llegada de los fondos europeos y a pesar de que al consenso si se ve ni se le espera.
La inflación quiero creer que no ha venido para quedarse con tanta intensidad, pero sus efectos me temo que sí ¿Qué opinan ustedes?