Jorge Fuentes. Embajador de España.
Con sus 94.000 Kilómetros cuadrados, Castilla y León es la mayor de las autonomías españolas y ocupa casi la cuarta parte del territorio nacional.
Es, además, una región admirable por muchos conceptos. Engloba a nueve de las provincias clásicas del país, el lugar donde floreció nuestro idioma y donde brotó también el carácter recio y sobrio del castellano antiguo. Zamora, Salamanca, Ávila, Segovia, Valladolid, Burgos, León por unas u otras razones figuran entre las provincias más emblemáticas de España.
Por añadidura, Castilla y León engloba una superficie mayor que muchos países europeos, algunos tan importantes como Bélgica, Países Bajos, Portugal, Chequia, Croacia, Suiza o Dinamarca, sin mencionar a otros muchos, menores aún o microestados.
Esa importante región castellana está, sin embargo, despoblada (2,3 millones de habitantes) y empobrecida (55.000 millones de euros de PIB, una cifra diez veces inferior a la que debería aportar si nos atuviéramos a criterios exclusivamente territoriales).
De ahí que las muchas reflexiones sobre las recientes elecciones se deban a razones políticas más que a las geográficas, demográficas o económicas.
Es bien sabido que a Castilla León no le correspondían elecciones hasta el año próximo, pero ante el razonable temor a una moción de censura provocada por Ciudadanos, Fernández Mañueco sin duda con la conformidad de Genova 13, tomó una decisión para evitar verse desplazado de la presidencia y con la esperanza adicional de repetir un "Ayusazo" logrando aglutinar una mayoría absoluta o al menos un número de votos superior al de toda la izquierda junta, que le permitiera gobernar en solitario.
No ha sido así. El PP ha ganado las elecciones con 31 escaños, ha superado al PSOE que con sus 28 diputados ha perdido siete respecto a los anteriores comicios regionales, pero todo ello deja a Mañueco lejos de los 41 escaños de mayoría absoluta.
Se critica ahora la decisión del PP por varias razones:
-Si lo que pretendía era demostrar que el éxito de Ayuso en Madrid se debió a la fuerza de las siglas del partido antes que a la pericia de la candidata, el intento resultó fallido.
-Si lo que pretendía era liberarse de una dependencia siempre arriesgada y cambiante de Ciudadanos y barrer a este partido del mapa, estuvo a punto de lograrlo con la reducción de 12 a 1 escaño de Arrimadas e Igea.
-Si lo que pretendía Mañueco era reforzar las siglas del PP a nivel nacional, el resultado obtenido no hace sino complicar la vida del partido que, por el momento, está teniendo que gastar muchas energías para lidiar con el aspecto más llamativo y que más está dando que hablar de las elecciones: el gran éxito de Vox (ascenso de 1 a 13 escaños) y la evidente necesidad de o pactar de alguna forma con esa derecha o repetir las elecciones con el probable riesgo de que Vox crezca aún más.
Lo más probable es que Casado ("Nuestras condiciones son nuestros principios") pacte con Vox ya sea incluyéndolo en el nuevo gobierno o logrando un acuerdo de gobernabilidad.
Pero antes de hacerlo y de una vez por todas el PP debe decidir si Vox lleva camino de desaparecer a medio plazo o de consolidarse. Si concluyera que el camino es el primero, Casado podría intentar prescindir de aquel, tarea harto difícil. Pero si los cálculos son que Vox se mantendrá e incluso crecerá, que es lo más probable, al PP no le queda más remedio, si desea alcanzar la Moncloa, que contar con Vox ya que alcanzar mayoría absoluta en solitario le resultará matemáticamente imposible.
Para ello Casado debe calmar los ánimos a día de hoy muy exaltados, corregir aquellos excesos del día de la moción de censura que tanto deterioraron su imagen que no la de Abascal e ignorar esas acusaciones de parte de una izquierda impresentable que tildan a una supuesta ultraderecha de ser anticonstitucional y de estar vetada por la Unión Europea, cuando los ultra, los anti y los vetados son ellos.
Quizá la UE un tanto teñida de progre, ni se ha enterado, pero los amigos de Putin, el que está congelando Europa, el que puede llevarnos a la ruina, no están precisamente en Vox. Todos sabemos donde están.