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domingo, 24 de noviembre de 2024 | Última actualización: 20:36

La cuarta ola

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Recuerden que la primera ola llegó hace un año por salvar el 8-M, la segunda por salvar el verano, la tercera por salvar la Navidad y esta cuarta está llegando un poco a cuenta de la Semana Santa y otras circunstancias que analizaremos juntos.

Hay que reconocer que en las últimas semanas España iba bastante bien en comparación con otros países europeos. La pandemia se estaba ensañando con  Europa Central que hasta hace poco había dado cifras muy contenidas.

En general Europa, el continente más desarrollado del mundo y también el más solidario está dando signos de cansancio y se encuentra peor que Asia -de donde arrancó la pandemia pero donde están ya casi en plena normalidad tras inventar sus vacunas e implantarlas masivamente-, y que el mundo anglosajón desde EEUU, Reino Unido y Canadá hasta Australia y Nueva Zelanda, donde alcanzaron las principales vacunas y las están inyectando aceleradamente. En Europa por el contrario ni hemos descubierto nuestras propias vacunas ni estamos sabiendo comercializar su compra desde el exterior.

Y dentro de esa Europa, hay constancia de países que están ordenando bastante bien la distribución de sus menguadas vacunas frente a otros como el nuestro, donde la campaña avanza con una lentitud exasperante. Ello unido a nuestra muy particular estructura económica basada en el turismo, está volviendo difícil esquivar las olas pandémicas a medida que van llegando.

Como les decía, las cosas iban bastante bien en España en las últimas semanas pero nuestras autoridades han empezado a aplicar medidas  que a la vez que impedían a los nacionales desplazarse a otras partes del país confinando perimetralmente cada autonomía, se abrían las puertas a la llegada de visitantes procedentes de países muchos de los cuales -Alemania, Austria, Chequia, Hungría, Francia, Italia- están dando cifras de contagio y fallecimientos mucho peores que las nuestras.

Es cierto que de esta pandemia no saldremos más que si sabemos equilibrar el flanco sanitario con el económico y social y que ello solo se producirá si somos capaces de cumplir ciertas reglas como una vacunación veloz, el mantenimiento dinamizador de los principales sectores económicos (automoción, siderúrgico, construcción, agroalimentario, farmacéutico, bancario etc, teniendo particular prudencia con los sectores que conllevan fuertes movimientos humanos como es el turismo.

A corto y medio plazo es urgente transformar nuestra estructura económica y conseguir equilibrar esa exagerada y peligrosa dependencia  del sector turístico, no ya reduciendo el número de establecimientos hosteleros sino acreciendo la fuerza de todos los restantes sectores productivos.

La llegada de esos 140.000 millones de euros procedentes de la UE solo tendrá sentido y utilidad si se utiliza con ese fin. Si, por el contrario los gastamos en parchear agujeros coyunturales habremos perdido una ocasión de oro de enfocar nuestra estructura económica en la dirección adecuada.