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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 15:15

Madrid: elecciones o moción

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Es evidente que desde que Sánchez accedió al Gobierno, él y sus aliados están buscando ampliar su cota de poder tanto como les resulte posible y ello por procedimientos más que discutibles y nada democráticos.

Que un partido político, sea de derechas o de izquierdas, busque fortalecerse, es algo perfectamente normal. Todos querrían alcanzar una mayoría absoluta para poder gobernar con su programa, sin tener que hacer concesiones ni dar explicaciones.

Desde el momento en que, solo o acompañado, un partido accede al Gobierno, es evidente que domina el poder Ejecutivo y también el Legislativo ya que en éste tiene el apoyo mayoritario que le dio el triunfo. Hasta ahí todo es más o menos normal.

En otros tiempos, con Aznar y más aún con Rajoy, daba la impresión de que rehuían la mayoría absoluta para tener que pactar y que no se les tildara de supremacistas y mandones. Hoy, está claro que no se pacta más que cuando no hay más remedio.

Desde la Moncloa, la alianza social-comunista no se sacia dominando los dos primeros poderes sino que aspira a mucho más. En primer lugar, a embridar tanto como le sea posible a la Jefatura del Estado, proclamando las virtudes de la Republica que, si bien es cierto que en muchos países resulta muy eficaz, las dos experiencias conocidas a lo largo de la Historia de España han sido letales. La Monarquía ha sido la forma de nuestro régimen y de media Europa durante siglos y lo está siendo de forma al menos tan eficaz como las Republicas.

La Moncloa busca también conquistar el poder judicial y ello contando con el dominio de la Fiscalía General controlada más que nunca gracias a su titular, antigua Ministra de Justicia y sometida claramente a las órdenes del Ejecutivo. Busca éste mandar en el judicial, controlando la Abogacía del Estado y cambiando las mayorías del CGPJ.

Por si ello fuera poco, controla como nunca los medios informativos, en especial la televisión, el influyente aunque desacreditado INE y muchas otras instituciones importantes del país.

Hay una pieza del tablero que Sánchez y sus socios están queriendo cobrarse desde el minuto uno: las Autonomías y los Municipios fundamentales. La existencia de gobiernos conservadores en Andalucía, Galicia, Castilla León, Murcia y -sobre todo- Madrid es algo que viene siendo difícil de digerir para el PSOE-UP.

Desde que Diaz Ayuso alcanzó la Presidencia de Madrid, en la que conducía una política rotundamente distinta a la del Gobierno Central, Sánchez venia buscando desbancarla. La alternativa Elecciones-Moción estuvo presente desde hace casi un año.

Pero para que el problema estallara hacía falta un dato más: contar con el apoyo del socio de mando del PP, Ciudadanos. Es éste un partido que cuenta como mayor y casi única gloria, el éxito conseguido en Cataluña en 2017. Su pobre capitalización, la tremenda caída en las elecciones de 2019 y la retirada de Rivera convirtió a Inés Arrimadas en un alma en pena, buscando mantenerse en escena sin ser absorbida por quienes aspiran a llevarse los cada vez menos votos que concita su partido.

El golpe dado por C,s en Murcia hizo temblar a las Autonomías y Municipios donde gobiernan conjuntamente con el PP. En Andalucía y en Castilla León la coalición se mantiene estable. En Madrid, Ayuso -en consulta con Casado- no lo dudó: convocó elecciones generales para que decidiera el pueblo, antes de que el PSOE y Más Madrid le propinaran sendas mociones de censura que dejaran la decisión en manos de los partidos de la oposición.

La crisis está servida. Si triunfa Díaz Ayuso y lo hace con mayoría absoluta, Madrid, la locomotora de España, lograría seguir avanzando más rápidamente y sin las constantes cortapisas de su ex socio. Si necesitara apoyos, es más probable que los buscara en Vox que en el voluble C,s.

Si, por el contrario, prosperara la Moción, Madrid, el PP y España entera estarían un poco más perdidos. Y el Gobierno Central habría dado un importante paso adelante en su deriva totalitaria.