Mª Ángeles Pallarés. Alcaldesa de Canet Lo Roig
El problema de la despoblación es muy grave y necesita de decisiones valientes, imaginativas y sobre todo eficaces. Es necesario poner en marcha ya las medidas –sobre todo de carácter económico- que sirvan de dique de contención contra la dolorosa –y constante- perdida de habitantes que sufren muchos –demasiados- pueblos del interior de nuestra provincia. Y no se trata únicamente de diseñar grandes proyectos, que también; sino de la suma de muchas pequeñas y medianas iniciativas que ayuden a mejorar la calidad de vida en el mundo rural. Hay que poner freno a la desertización demográfica del interior de Castellón. Hay que dignificar la vida rural.
Por eso, desde el Partido Popular de la provincia de Castellón exigimos a la Diputación de Castellón, en manos del PSOE y Compromís, que apliquen criterios que inyecten más fondos económicos a los que tienen menos recursos. Y es que el actual sistema de reparto, el que defiende la izquierda, tiene en cuenta la población como criterio de distribución de riqueza y esta situación provoca que pueblos como Matet, que no llegan a los 100 habitantes, reciban muy poco, cuando es uno de los municipios al que más le urge un mayor apoyo económico para ofrecer prestaciones básicas y óptimas a sus vecinos.
Es necesario cambiar el sistema de reparto de los Fondos de Cooperación, y que ese cambio sea inmediato. No podemos perder más tiempo. Hay que establecer el volumen de población como un criterio de discriminación positiva para aquellos municipios que cuentan con menos vecinos. Puesto que precisamente es a los más pequeños a los que más les cuesta ofrecer recursos que garanticen el bienestar de las familias porque sus fondos son muy limitados. Y el Fondo de Cooperación puede paliar esas diferencias ayudando a quienes tienen unos presupuestos tan ajustados que solo pueden financiar lo necesario.
Hay que activar la economía en las zonas rurales castellonenses. Es esencial. Por eso, desde el Partido Popular trabajamos en el desarrollo de políticas que incentiven proyectos ilusionantes para que la agricultura, la ganadería y las actividades lúdicas puedan rentabilizar inversiones y, al mismo tiempo, fijar población. Y es que el concepto rural no debe ser nunca, y bajo ningún concepto, sinónimo de atraso. Y para eso necesitamos que la digitalización del mundo rural debe ser una realidad a corto plazo, porque es preciso comunicar el mundo rural con la economía global. Esa debe ser la fórmula,