Miguel Bataller. Ciudadano del mundo y jubilado.
El pasado domingo día 27 de Febrero y en horario de primera hora de la tarde, todo el Estadio de la Cerámica y hasta en tres momentos determinados, se tiñó de amarillo y se convirtió en un clamor, coreando tanto al principio del partido, como en los minutos doce de la primera y de la segunda parte el nombre de José Manuel Llaneza.
Más de quince mil pancartas con el lema del encabezamiento de mi columna, llenaron las gradas de amarillo.
Estaba yo situado entre sus familiares más próximos, hijos, nietos, hermana, cuñado y sobrinos y me emocioné porque hasta ese día no había visto nada parecido en ningún Estadio de Futbol.
Esa simbiosis perfecta que forman Fernando Roig padre, su hijo y José Manuel, es decir empresarios y gestor fundamental del equipo amarillo durante varias décadas quedó patente y vino a significar un reconocimiento merecido a una labor muy positiva de un gran conocedor del nuestro deporte rey.
Me imagino a mi amigo, viendo en la pequeña pantalla el partido en su casa y conociendo la clase de persona que es y su carácter tan auténtico como sentimental, sin poder contener alguna lagrima de esas que brotan del alma aunque salgan por los ojos.
¡A tal Señor, tal honor!
Pero si la Directiva del Villarreal y la Afición, no escatimaron acierto y energías para demostrarle al Vicepresidente su cariño y agradecimiento, los jugadores en el campo le brindaron un partido de los que marcan época.
Nadie evitó esfuerzos ni se reservó.
Unai Emery eligió como de costumbre con acierto el equipo, dosificando energías y repartiendo el tiempo entre los disponibles y Jeremy Pino completó un recital de acierto de cara a gol con un póquer de goles en menos de una hora, que le erigieron como el mejor jugador de la jornada en el futbol español y yo me atrevería a asegurar que todo el futbol universal.
Es la joya de la corona y va a convertirse en uno de los referentes de nuestra Selección Nacional, si no lo es ya.
Hizo goles de toda factura, incluso el primero de cabeza, cuando los centrales blanquiazules, le sacaban muchos centímetros y Diego López casi un metro de envergadura con los brazos en alto.
Pero aunque el pequeño canario rayó a una altura increíble, todo el equipo (suplentes incluidos cuando saltaron al campo) estuvo impecable.
Nadie quiso evitar esfuerzos para estar a la altura que requería ese homenaje a Llaneza.
Por eso yo desde aquí y como amigo suyo desde hace más de treinta años, quiero rendirle también mi pequeño homenaje esperando y deseando que tenga su continuación durante la semana fallera, derrotando a la Juventus en Turín, porque aquí demostramos que podemos hacerlo si todos siguen remando en la misma dirección, alargando la serie consecutiva de partidos sin conocer la derrota.
Sin duda cualquier resultado positivo para el equipo, ayudara a José Manuel a mejorar su estado de ánimos para superar una situación especial en su vida, pero estoy convencido de que la va superar, porque es de las personas que nunca se rinden ante las adversidades y los luchadores nunca suelen perder sus guerras personales.
Un abrazo muy fuerte y espero verte muy pronto en el campo o en las oficinas del Villarreal, donde eres un pilar fundamental en la estructura amarilla.
Hasta la semana que viene amigos.