Miguel Bataller. Ciudadano del mundo y jubilado.
El pasado viernes 16 de abril del 2021 y a mis setenta y seis años de vida, tuve la oportunidad descubrir la belleza de un paisaje idílico, cuidado y cultivado con una laboriosidad y una sensibilidad que se hacía patente en cada rincón del Huerto de San Vicente, también conocido como Huerto de Ribera.
Habré pasado por delante de la entrada de la finca cientos de veces en mi vida, ya que está a tiro de piedra de Carcaixent, pero nunca había tenido la ocasión de visitarla y por eso cuando mis amigos María Teresa Arbona Rivera y su esposo Paco Bover nos invitaron a mi esposa y a mí a pasar un día con ellos no dudé en aceptar la invitación.
Compartimos mesa y mantel y unas horas inolvidables con ellos, con su encantadora y atenta hija Teresa, con José Miguel Peris Silla y con el matrimonio formado por Isabel Llansola Bellido (nacida en Castellón) y Jesús Sancho Cogollos también propietarios de otro huerto de condiciones similares y en su mismo entorno, conocido como el Huerto de Batalla o de San Eusebio e incluso como la Casa China.
Son quizás las dos fincas más emblemáticas del Modernismo Valenciano, junto al popular Almacén de
Rivera enmarcado frente a la estación de ferrocarril de la ciudad.
Viví toda mi niñez en Carcagente en la calle de D. Julián Rivera, el mejor arabista español de finales del siglo XIX y principios del XX, que curiosamente fue un tío de María Teresa y hermano de su bisabuelo.
Esa era la referencia más nítida que quedaba en mi mente de ese apellido así como la bonita estatua que inicia nuestro Paseo hacia el parque, donde cerrábamos en mi juventud cada día de Pascua las amigas y amigos de la Peña OU.
En una época como la actual, en la que el minifundismo ha logrado disuadir a muchos pequeños propietarios del cultivo de los cítricos, me sorprendió ver dos inmensos jardines.
He visto muchos huertos de naranjos, pero no sé si por ser en la época que estamos, por estar todos los arboles floridos e incluso algunos de ellos conservando la fruta de la cosecha actual y por la limpieza del suelo, alineación del arbolado y perfecta simetría para permitir todo tipo de tratamientos mecanizados, sentí más la sensación de pasarme por un jardín enorme, que por una plantación citrícola al uso en nuestros términos habituales.
Además al estar situada en la ladera de una colina, al llegar a la parte superior de la misma, desde donde se divisaban en todo su esplendor de un día soleado tanto las ciudades de Carcagente como de Alcira, disfruté muchísimo, sentando en un banco de un panorama increíblemente relajante y perfumado de azahar.
Incluso la zona montañosa estaba llena de flores, y perfectamente cuidada.
Coincidimos con un equipo de la Televisión Valenciana “A.punt” que había llegado por la mañana para grabar un programa, en el que se trataba el Modernismo Valenciano en todas sus facetas y pudimos ver en la programación de sobremesa todos juntos.
Quienes no me conocen y lean esta columna, pensaran que hace mucho tiempo que no estoy en Carcaixent.
Muy al contrario, suelo venir todos los meses, pues tengo a mi hermano y familia también aquí, en otro paraje precioso también en plena naturaleza en la Barraca de Aguas Vivas, pero es pura naturaleza sin explotación agrícola.
Lo que realmente me sorprendió, fue ver y comprobar que sabiendo elegir las variedades adecuadas y llevando un cultivo racional y perfectamente mecanizado, la explotación puede ser rentable.
Allí comprendí a lo largo del día, las razones que habían movido a María Teresa y Paco a trasladar su residencia de Valencia a este pequeño “paraíso terrenal” durante la Pandemia del Covid-19.
En su caso, es perfectamente aplicable el refranero español, cuando dice “que no hay mal que por bien no venga”
Tengo que añadir, que para nosotros también ha sido un placer poder disfrutar de una jornada inolvidable con todos ellos, ya que a veces uno no valora en su justa medida lo que tiene a la puerta de su casa.
Les puedo asegurar a todos mis amigos y lectores, que después de haber dado varias vueltas al mundo y conocer todo tipo de parajes y culturas, he llegado a la conclusión de que vivimos en la millor terreta del món.
Mis amigos saben perfectamente que soy “suecano de nacimiento, carcagentino de educación y formación y burrianero de sentimiento y adopción” y me siento muy orgulloso de todos esos orígenes y vivencias.
Pero hoy he querido agradecer a unos excelentes amigos, la oportunidad de conocer detalladamente algo que tenía a mi lado y nunca había disfrutado.
Un abrazo a todos y hasta la semana que viene amigos.