Vicente Blay Casino Serra. Presidente provincial NNGGCS. Portavoz Adjunto PP Almassora
Sesenta años son muchos, toda una vida, y más si esas seis décadas están marcadas por la represión, la escasez y la falta de derechos. Fue en 1961 cuando Fidel Castro quiso acallar a los intelectuales cubanos al grito de 'Dentro de la Revolución todo, fuera de la Revolución, nada”. Y sí, por desgracia el silencio se hizo, las mordazas cubrieron los gritos de Libertad y el país caribeño siguió sumando años de una revolución dictatorial empeñada en empobrecer y silenciar al pueblo...
Hasta el pasado domingo. Ese día (ojala que en esta ocasión sí), el deseo de cambio, Libertad y la exigencia de derechos fundamentales llevaron a miles de cubanos a tomar las calles. Con su voz como única arma, con la cara descubierta (no como algunos por aquí que hablan de defender sus derechos bajo falsos pretextos y se cubren el rostro para ello) y, sobre todo, con la mirada fija en un horizonte de democracia en el que el castrismo sea una pesadilla del pasado.
Una pesadilla que lleva días respondiendo con violencia, represión y encarcelamientos a un pueblo harto de vivir en la ruina, de subsistir de las migajas de la dictadura y que, una vez lo ha perdido (casi) todo, quiere volver a ser el dueño de su presente y, sobre todo, ambiciona tres cosas muy simples y que el régimen comunista le niega: vacunas, trabajo y comida.
Y es que el comunismo lleva demasiado asfixiando a Cuba y Cuba merece volver a respirar. Merecen respirar una gran bocanada de derechos. Merecen oportunidades y, sobre todo, merecen ver caer el castrismo y que la Libertad y la Democracia ocupen su lugar.
Porque sí, Isabel Díaz Ayuso no estaba errada cuando dijo: “Comunismo o Libertad”. Esperemos que Cuba pueda tener lo que anhela: Libertad.
Por cierto, duele que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, todavía no haya salido a defender a nuestros hermanos cubanos y, sobre todo, a exigir que los derechos se abran paso en Cuba sepultando cualquier rescoldo de castrismo que pueda amagar con volver a pasar el rodillo a los derechos fundamentales de su gente.
Pero claro, cuando uno está más preocupado por salvar el colchón en La Moncloa que por gestionar por los españoles, ¡cómo le vamos a pedir que ayude a la Libertad en Cuba! Además, claro está, tenemos eso de que sus socios de Gobierno son muy de dictaduras que machacan a sus gentes como son Cuba o Venezuela...