Vicente Blay Casino Serra. Secretario General PP Almassora.
Huir de la barbarie con lo puesto. Dejar atrás tu realidad para conservar la vida. Llenar las maletas de miedos y angustias. Sin más equipaje que el dolor, la sinrazón y el horror. El mayor que se recuerda en Europa desde el final de la II Guerra Mundial. Eso es lo que están teniendo que hacer millones de ucranianos desde el pasado 24 de febrero. Porque escapan del infierno en el que el genocida (no acepto otro calificativo) Putin está convirtiendo su país. Su realidad. Su todo.. Y, claro está, lo hacen empujados por las armas, aferrados a las manos temblorosas de hijos y padres mientras, en la otra, sostienen esas pequeñas maletas en las que han tenido que guardar toda una vida que ya nunca volverá a ser como antes.
Maletas como la que se ha convertido en triste símbolo de la inhumanidad. Protagonista de esa foto que debería estremecernos a todos y hacernos comprender que ahora mismo Ucrania es el corazón del mundo y si deja de latir perderemos todos. Una maleta gris, como la que puedes tener en casa, sangre y cuatro cuerpos sin vida de una misma familia.
Una imagen que duele, y mucho, y lo hace porque es una atronadora y angustiosa realidad. Putin está masacrando a todo un país. En sus casas, en sus calles y también a aquellos que escapan de la invasión. Los mata cuando huyen por los supuestos corredores humanitarios. Genocida.
Y mientras la barbarie continúa, la solidaridad se multiplica en el resto del mundo y, como no puede ser de otro modo, en Almassora. Este es un pueblo que lleva en el ADN la solidaridad. Ya lo demostró hace treinta años, en 1992, convirtiéndose en la nueva casa de decenas de yugoslavos que huían de la guerra y que, ahora, son más Almassora que muchos y, además, vemos como se han volcado para ayudar en esta tragedia.
Por eso, queremos que el albergue de Santa Quitèria vuelva a abrir sus puertas, como ya lo hizo con la guerra de los Balcanes, y se llene de esas maletas que huyen de la invasión buscando la paz que el genocida Putin les ha arrebatado en Ucrania. Habilitar y acondicionar este espacio público es una obligación para Almassora. Por infinitud de razones y, sobre todo, para que nuestro Ayuntamiento esté a la altura de un pueblo que se ha volcado para ayudar a quienes, por desgracia, el pasado 24 de febrero vieron como su vida se resquebrajaba.